La Vanguardia (1ª edición)

La prima de riesgo de la deuda española cae en picado gracias al BCE

El interés del bono a diez años baja hasta el 4,7% y la bolsa sube un 5,7% en la semana

- LALO AGUSTINA

Madrid

El jueves fue el Banco Central Europeo (BCE), con el mensaje de Mario Draghi, su presidente, que se mostraba abierto a una próxima bajada de tipos de interés. Ayer, el impulso procedió de Estados Unidos, que ofreció datos semanales de empleo más favorables de lo esperado y una tasa de paro del 7,7% que no se veía desde hacía cuatro años. Suficiente para los mercados, que regalaron a los inversores una jornada redonda.

El comportami­ento de la deuda fue lo más destacado. La renta-

Los expertos creen que a corto plazo no hay grandes motivos de preocupaci­ón La agencia de rating bajó ayer un escalón la nota de crédito de Italia, hasta BBB+

bilidad del bono español a diez años cayó al cierre hasta el 4,7%, lo que permitió un nuevo y acusado descenso de la prima de riesgo frente a Alemania hasta los 323 puntos. Aunque elevada –sobre todo, teniendo en cuenta que se trata de una unión monetaria– es el nivel más bajo en un año y está a años luz de los más de 600 puntos del verano pasado.

Desde entonces han cambiado muchas cosas en Europa y en Es- paña. Draghi prometió que haría “todo lo necesario” para salvar el euro –“y será suficiente”, añadió– y el mercado le ha creído. El mensaje del jueves de que bajará tipos ha acabado convencien­do a los especulado­res que no querían aceptar un cambio de tendencia. “Llevaban semanas aguantando, pero parece que se han rendido y han cerrado sus cortos”, comentan desde la mesa de tesorería de un gran banco. Las miles de órdenes de compra que se derivan de este cambio provoca un alza en el precio de las acciones y los bonos soberanos. En el caso de la deuda, el alza del precio es lo que reduce la rentabilid­ad, ya que los cupones son invariable­s.

Con todo en el mercado hay ahora dos preguntas clave: ¿tiene una base sólida lo que está pasando? Y, en consecuenc­ia, ¿va a durar? José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, admite su sorpresa por lo que está ocurriendo: “Sinceramen­te, no me lo esperaba porque los fundamenta­les –los datos que reflejan la realidad– siguen siendo malísimos”.

Esto es aplicable a España, pero también a Italia, que preocupaba tanto a los mercados hace unos días. Ayer, Fitch le bajó un peldaño la nota de crédito por su mapa político e insistió en que no le gusta lo que ve allí. “Los datos macroeconó­micos del último cuarto del 2012 confirman que la recesión actual en Italia es una de las más profundas de Europa. Hay riesgo de una recesión más prolongada y profunda de lo previsto”, dijo la firma.

España ha sacado ventaja, como muestra el hecho de que su prima de riesgo (323 puntos) toque ya a la de Italia (307), cuando hace nada estaban separadas por cien puntos. “Se ha recapitali­zado a la banca, el Gobierno ha hecho más reformas, Iberia ha reaccionad­o y otras empresas, como las del automóvil también; todo esto pesa”, apunta Santiago Carbó, catedrátic­o de Economía en la Bangor Business School.

Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresid­enta del Gobierno, trató de poner en valor ayer la acción del Ejecutivo. “España y su política económica ganan en credibilid­ad”, dijo en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. En parte es verdad, como se ha visto con las subastas del Tesoro y la vuelta de los fondos extranjero­s al mercado de bonos y a la renta variable. Pero la influencia del clima europeo está siendo decisiva.

“El mercado está sobrado de liquidez y tiene que poner ese dinero en algún sitio”, explica Antoine Maurel, director de mercados globales de HSBC en España y Portugal. Tras años de estrechece­s, hasta los bancos parecen respirar. Ya han devuelto al BCE el 22,5% del billón de euro a tres años que tomaron entre finales del 2011 y principios del 2012. Buena parte de esos fondos los tenían depositado­s en el BCE por lo que pudiera pasar y porque no encontraba­n activos fiables.

En conclusión, nada está definitiva­mente arreglado, pero ahora toca sonreír. Ni la amenaza de colapso en Chipre inquieta. “Esto puede durar, aunque lo veo inestable”, se cubre Díez, de Intermoney. “El mercado prefiere no ver los nubarrones; tenemos que aprovechar para hacer más reformas, sin autocompla­cencia”, tercia Carbó. No se puede ir contra el mercado. Toca disfrutar. Por ahora.

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RICHARD DREW / AP Imagen de la Bolsa de Nova York tras conocerse el dato de empleo

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