Mejora en el frente financiero
LOS tipos de interés que paga España por su deuda pública han bajado esta pasada semana hasta el 4,7%, un nivel similar al de hace tres años, y la prima de riesgo se ha relajado hasta 323 puntos básicos, frente a los 600 puntos de hace tan sólo nueve meses. Es evidente que se ha producido un cambio sustancial en la percepción de los riesgos de España por parte de los mercados financieros. Si ello se mantiene en el tiempo, abaratará el peso de la carga de la deuda, que es la segunda partida más importante de los presupuestos del Estado, por detrás de las pensiones y el desempleo.
La primera pregunta que subyace tras la mejora financiera registrada esta semana es si será permanente o si sólo obedece a un flujo de capital pasajero. Y la segunda es si basta con ella o hay que aspirar a más.
En estos momentos, en el mercado financiero internacional, la inversión en deuda pública española se ha convertido en uno de los activos más rentables y que mayor seguridad ofrecen. Por eso fluye el capital con intensidad y, al haber mayor demanda, se puede colocar los títulos españoles a tipos de interés más bajos. Este aumento de la confianza hacia la economía española se debe a los duros sacrificios que ha hecho el país para ajustar su déficit público estructural, que casi se ha mantenido dentro de los límites marcados por la Unión Europea, al saneamiento que se está realizando en la banca, a la reforma laboral y al aumento de la competitividad que esta ha propiciado, y que a su vez ha permitido el tirón de las exportaciones y el espectacular recorte del déficit por cuenta corriente.
No hay que olvidar, dicho todo lo anterior, que la prima de riesgo más importante que tiene España es su elevado y creciente desempleo, que se suma a su todavía elevado déficit público y mantiene al país postrado en una profunda y larga recesión.
Hasta que el paro comience a remitir, las mejoras financieras logradas esta semana pueden resultar efímeras. En cualquier caso. lo que es evidente es que son del todo insuficientes, porque España paga todavía cinco veces más que Alemania para financiar su déficit público y porque, pese al saneamiento de la banca, el crédito no llega en condiciones asequibles a las familias, que son la base del consumo, y a las pequeñas y las medianas empresas, que son el gran semillero del empleo. El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, lo sabe, lo ha reconocido y es su responsabilidad encontrar una solución para todo ello. Mientras no lo haga, España y los españoles seguirán sufriendo las consecuencias de una situación adversa e injusta.