Las depresiones graves también responden
El servicio de psiquiatría del hospital de Sant Pau ha empleado la terapia con electrodos en doce casos de depresiones mayores, cuatro de ellos también bipolares. “En el 50% de casos la mejoría es casi completa, aunque siguen con tratamiento y psicoterapia”, explica el responsable de este programa aún experimental, Víctor Pérez. Lo que pretenden es que los pacientes toleren mejor el estrés. Las pruebas se realizan en pacientes que no mejoran con nada y están muy graves (el 10% de las depresiones), con incapacidad laboral absoluta y una calidad de vida muy limitada . “Sabemos muy poco; es experimental y de un gran coste económico”, explica el doctor Pérez. En todo el mundo se han hecho apenas 100 casos. “Y necesitamos comités éticos externos que valoren lo que hacemos para no equivocarnos”. reconoce el responsable de psiquiatría de Bellvitge, Josep Manuel Menchón. “Quizá ayuda que somos muy estrictos a la hora de proponer esta alternativa terapéutica a un paciente”,
Funciona porque saben, aún con poca exactitud, que quienes padecen un TOC tienen un circuito hiperactivado en su cerebro, que no descansa. Es una ola eléctrica que va de las regiones corticales órbito-frontales hacia el núcleo caudado, pasa por otra zona llamada pálido y de ahí al tálamo y vuelta a la corteza. En sus cerebros, ese flujo no para y además es muy intenso. La actividad cerebral exagerada “lleva a que esas neuronas cambien de volumen”, explica el psiquiatra. También se dispara la actividad ante un estímulo relacionado con su obsesión, por ejemplo, tocar un trapo sucio si su obsesión es la higiene.
Los electrodos, con su campo eléctrico, interrumpen y modulan esa actividad exagerada. “Ahora puedo ir por la acera sin
T É C N I C A E X P E R I M E N T A L
La técnica, que aún es experimental, se ha aplicado a unos 200 pacientes en el mundo
L I D E R A Z G O D E B E L L V I T G E
El hospital de Bellvitge es centro de referencia para el tratamiento del trastorno
tener que pisar todas las rayas, una manía que tenía desde niña. Y si me viene un pensamiento de lo que sea, se pasa y a otra cosa. No hay angustia, no hay sudor, no hay temblor”, y la joven muestra su mano extendida inmóvil.
“El 99% del tiempo no noto nada, quizá un poco más la cajita de la pila” y se toca una cicatriz rosa-