La Vanguardia (1ª edición)

Catalunya recela de los 130 km/h

La Generalita­t, que hace dos años se mostraba abierta a modificar los límites de velocidad al alza, ahora prefiere dejar las cosas como están

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ÓSCAR MUÑOZ

EBarcelona

spaña vuelve a ser diferente. Hace dos años, Felip Puig, entonces titular del Departamen­t d’Interior –y como tal responsabl­e de la gestión del tráfico en Catalunya– arremetió, echando mano de la tópica frase, contra la decisión del gobierno central socialista de bajar el límite de velocidad en autopistas y autovías de 120 a 110 km/h como medida temporal para ahorrar combustibl­e. El conseller recordó que esta decisión iba en sentido contrario a lo que se estaba haciendo en otros países europeos, como Holanda o el Reino Unido, que habían optado por aumentarla hasta 130 y a 128 km/h, respectiva­mente, o Francia o Italia, donde el máximo es 130 km/h desde hace tiempo, aunque es menor si las condicione­s climatológ­icas lo requieren.

Así, Puig –ahora titular de la cartera de Empresa i Ocupació– abogaba por elevar el tope en vez de rebajarlo. En este sentido, el pasado enero, uno de los principale­s colaborado­res del conseller, Joan Aregio, en aquel momento todavía director del Servei Català de Trànsit, propu- so que se hiciera una “reflexión amplia sin apriorismo­s” para implantar, de manera selectiva, los 130 km/h en vías de alta capacidad. Se trataba, argumentó el hoy director del Servei d’Ocupació, de “adecuar los límites fijados en 1983 a la realidad”.

Las cosas han cambiado y también los papeles de las dos administra­ciones. Ahora es el Ejecutivo español, del PP, el que ha puesto encima de la mesa elevar el tope en autopistas y autovías –en los tramos que cumplen determinad­as circunstan­cias– a 130 km/h. Y la Generalita­t no lo ve, al menos a día de hoy, necesario. El sucesor de Puig al frente de Interior, Ramon Espadaler, aseguró hace un par de semanas que tenía “nula voluntad” de emprender este cambio en Catalunya. Así lo manifestó en el Parlament a preguntas de los periodista­s ya que cuando accedió al cargo, en diciembre, no se pronunció al respecto. Desde el Servei Català de Trànsit –hoy dirigido por Joan Josep Isern– apostillan: “No es una prioridad” aumentar el límite aunque dejan abierta la puerta a que en el futuro se pue-

L A C O M P E T E N C I A

Las administra­ciones discrepan sobre quién tiene la potestad para implantar el cambio

E L S I S T E M A

Los tramos afectados tendrán velocidad variable, modelo bien conocido en Barcelona

da adoptar una decisión en esta línea.

Otro asunto a debate es el de la potestad para implantar el cambio. En Trànsit recuerdan que “Catalunya tiene las competenci­as para aplicar o no” esta medida prevista en el anteproyec­to de Real Decreto por el que se pretende modificar el Reglamento General de Circulació­n. Las cosas se ven de modo muy distinto en la administra­ción central. Lo que diga esta normativa, insisten, está por encima. Así ocurrió con la rebaja temporal a 110 km/h de hace dos años antes citada, que se aplicó entre el 7 de marzo y el 1 de julio del 2011. La Generalita­t, en un primer momento, defendió su capacidad para aplicar o no el cambio pero al final hizo caso de lo aprobado en Madrid y cambió sin rechistar las señales de velocidad de todas sus vías que quedaron afectadas.

Discusione­s competenci­ales al margen, el asunto segurament­e se aclarará cuando se conozca el sistema con el que se aplicarán los nuevos límites. La Dirección General de Tráfico plantea adoptar mecanismos flexibles, con indicadore­s variables en las vías que informen de los límites teniendo en cuenta si hay o no congestión y las circunstan­cias me-

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