Forever Justin, again
Algunos fans del ídolo pop canadiense Justin Bieber regresan a Montjuïc, ahora sin tiendas, para evitar otro desalojo
TBarcelona
ienes catorce, quince, dieciséis años… Y los adultos te dicen desde sus alturas que el niñato ese no sabe cantar, que menuda tontería pasar una noche tras otra al raso para verlo de cerca, que ya crecerás y te darás cuenta de cuáles son las cosas realmente importantes en este vida…
Pero en verdad tú lo sabes bien, tú sabes que lo realmente importante en esta vida es atesorar recuerdos maravillosos que te acompañen toda tu existencia: días y días tonteando a la intemperie, jugando al gato y al ratón con la policía, sintiendo el respeto y la envidia de tus compañeras de clase cada vez que bostezas…
U N A S E M A N A A N T E S
Aún faltan siete días para el recital y ya hay unos 50 jóvenes esperando en la zona
I N C O M O D I D A D S U P E R A D A
A los adolescentes no les duelen los huesos, por muchas noches que sumen al raso
L O M Á S G R A N D E
“Esto es una aventura, lo más grande que me ha pasado en mi vida”, afirma una fan
creto rincón escogido por los púberes y colgó carteles que recuerdan que está prohibido acampar. Pero aquel puñado de adolescentes dijeron al tiempo que recogían sus enseres que regresarían, que nadie les impedirá alcanzar sus sueños.
Y este fin de semana se trajeron unos cuantos amigos. Del área metropolitana, Solsona, Benidorm… Aún falta una semana para el concierto y ya son más de cincuenta pasando el día en los jardines de la zona, de la gran explanada, durmiendo luego en cualquier rincón que esquive las frías corrientes de la noche.
“Los ni-ni que no tienen que ir a clase nos estuvieron guardando el sitio”. “Sí, sí, yo llevo quince días por aquí, y el otro día nos llovió y todo, y no teníamos tiendas, y un indigente nos dio tres bocadillos. Yo me emocioné y todo”. “Esto es una aventura, lo más grande que me ha pasado en mi vida”.
Y un par de madres vestidas con prendas propias de una acampada en la montaña, sentadas en esterillas, reconocen que no tienen muy claro qué demonios hacen aquí, pero es que alguien tenía que acompañar a las criaturas…
“Esto es muy importante, y nuestros padres lo saben y nos dejan”. “A mí me ofrecieron novecientos euros por mi entrada, y la iba a vender porque en mi casa hay problemas de dinero… Pero mis padres me dijeron que ni hablar, que este concierto es mi sue-