Ero de sucesos
Ora Ephron sobre el periodista Mike Mcalary
Mike McAlary (foto inferior) recibió el premio Pulitzer en 1998 por destapar un caso de torturas policiales. Ese mismo año falleció por un cáncer. Ahora recibe otro premio, la recreación teatral de su vida en el Broadhurts, con Tom Hanks dándole cuerpo
interés gracias a una mezcla de crímenes, corrupción policial, mafia o el terrible impacto del crack, la droga más destructiva.
Ephron inició su carrera como redactora de The New York Post en los años sesenta. Le pilló la parca el pasado junio, cumplidos los 71, metida de lleno en la concreción de Lucky Guy. Hanks, ya estaba convencido de que el personaje del reportero era un buen papel, después de que años atrás, cuando su amiga se lo ofreció, pensara que no merecía la pena. El actor y el director de la pieza, George Wolfe, hicieron causa común para continuar con el proyecto sin su inspiradora.
De manera que Ephron cerró su círculo vital, en el que desarrolló tantas cosas, regresando a sus orígenes con la recreación de Mike McAlary, un cronista de otra época. De los que se conectaban con la calle, y sus cloacas, y no en las higiénicas avenidas on line.
McAlary, reportero duro como el pedernal, se dedicó a cubrir los casos de corrupción policial, los crímenes y sucesos en general durante los años ochenta y noventa. En Nueva York había materia de sobra. Soñaba con ser el que desbancara a Jimmy Breslin, el columnista de referencia, por el que sentía profunda admiración y que le hacía tocar con los pies al suelo. Breslin escribía bien, McAlary necesitaba un editor. Le premiaron por su cobertura del escándalo Abner Louima, un haitiano sometido a torturas policiales en una comisaría de Brooklyn. “Está extraordinario”, susurra la vecina de butaca al hablar del trabajo de Tom Hanks. Pero la conversación gira de inmediato hacia aquel Nueva York más salvaje que recuerda “lo jóvenes que éramos entonces”.