De Coco Chanel a Christie’s
Adornaba la suite de Coco Chanel: gracias al cierre por obras del Ritz, Joseph Friedman, su consejero artístico, descubrió que era una obra maestra de Charles le Brun, de 1647. Christie’s la subasta –de 300 a 500.000 euros de salida– en París, el 15 de abril. ¿Dormía allí desde 1705, cuando fue construido el palacete de la plaza Vendôme? ¿Lo colgó Charles Ritz, en 1898, cuando creó su célebre hotel? tentará pujar –a partir de 3.000 euros– por el carro de postres Christofle, caoba y metal plateado. Y ¿por qué no llevar a casa la araña Lalique, cristal moldeado, con la misma base?
Concebido en el siglo XVIII para recibir embajadores extraordinarios, requisado por la revolución que descabezó a María Antonieta y Luis XVI en la misma plaza en la que se habían casado –rebautizada con humor negro de la Concordia–, el palacio transformado en hotel acogerá durante la Primera Guerra el cuartel general de ingleses y norteamericanos. En sus salones nació la Sociedad de las Naciones, en 1919, lo que no impidió que fueran domicilio del ejército de ocupación alemán y, de 1944 a 1945, vueltas que da la vida, del general Eisenhower y el Estado Mayor aliado.
Actores y políticos se sucederán en el hotel, reformado en 1982 bajo la supervisión del Estado –es monumento nacional– y que hasta el 2005 fue el último palace parisino en manos francesas. Aquel año, la familia Taittinger lo vendió a un fondo norteamericano de inversiones, que al cabo de un lustro lo cedió la familia real de Arabia Saudí.
Si bien las 147 habitaciones y suites (de 950 a 8.200 euros noche) gozaban de ocupación regular, la renovación era inevitable. Al lujo le sienta bien la crisis: la clientela BRIC (Brasil, Rusia, India, China) complementa la de americanos y árabes. Por eso, la hostelería de lujo parisina debe sumar detalles –de la electrónica de punta hasta vastísimos salones para futuras convenciones chinas– para competir.
Por eso, también, dos instituciones como son el hotel Ritz y el Crillon cierran para regenerar su interior.