Luces y sombras en la escalada a la cumbre histórica del Dow Jones
Los estímulos de la Reserva Federal empujan a lo más alto al índice bursátil
Nueva York. Corresponsal
Un analista de riesgos de un banco norteamericano, que prefiere el anonimato por política empresarial, recurre a una metáfora sobre la familia para explicar “la alegría” del Dow Jones.
El más famoso de los índices bursátiles superó el martes su récord histórico, fijado en octubre del 2007, cuando aún no se intuía la profundidad de las tinieblas a las que conduciría el reventón de la burbuja. El hito del martes –14.254 puntos– quedó obsoleto el miércoles, y al día siguiente, hasta que el viernes cerró en 14.397, tras jugar con los 14.400.
¿Dónde está el límite?
“El mercado bursátil es como un niño –ilustra el analista anónimo–, sabe que está protegido. Tiene plena consciencia de que los padres, en este caso la Fed (Reserva Federal o Banco Central de Estados Unidos), están ahí por si le acaso le sucede algo”.
Nadie duda que la Fed ha estado muy cerca de su criatura, que la ha estimulado para que se recupere de su recaída, que tocó fondo en marzo del 2009, cuando el índice bajó a su mínimo de 6.547 puntos. La Reserva Federal ha prodigado los mimos a partir de inyecciones a la economía del país de 85.000 millones de dólares mensuales de forma prolongada (65.000 millones de euros).
Hace más de tres lustros que Bob Pisani informa para la caden a CNBC desde el New York Stock Exchange (NYSE). A Pisani le sorprendió que la sesión en que se rompió el techo no se dejaran ver los camiones de la televisiones frente a la sede del NYSE, “una evidencia de que esto no es 1999 o el 2007”, sentenció en su web. El 16 de marzo de 1999, el Dow Jones, que reúne las 30 grandes compañías estadounidenses, trepó por primera vez a los 10.000. El 9 de octubre del 2007 estableció su mejor marca con el pico de 14.165 puntos.
The New York Times apuntó
E L E N I G M A
La duda planteada es descifrar si la bolsa seguirá al alza cuando la Fed cierre el grifo
E L P R O N Ó S T I C O
Los expertos aún ven recorrido, en parte porque los precios no son los más altos
que el martes “no se descorchó champán después de años de turbulencias”. Las prevenciones tienen fundamento. La principal economía del planeta, con un crecimiento de escasamente el 2% y un paro elevado, persiste en su lucha por la recuperación. Sobre este proceso se cierne desde el 1 de marzo el llamado secuestro o recorte de 85.000 millones de dólares en programas federales.
“Hay un optimismo y un comportamiento que son prudentes”, afirma Enrique Castillo, director de la oficina de representación del Banc Sabadell en Nueva York. “Bastantes indicadores señalan mejoras reales. Se está creando empleo, las corporaciones obtienen grandes re- sultados y el mercado inmobiliario muestra progresos. Hay momentum”,
En la otra cara, Castillo introduce el matiz de lo que intranquiliza al Dow Jones. “Siempre está el ruido del déficit fiscal y de los recortes de gastos”. Además, “la gente sabe y ve que este impulso se basa en los incentivos de la Fed. Lleva años, correctamente, generando que haya liquidez. Como los tipos de interés están muy bajos, el mercado de renta fija no tiene espacio para ampliarse y, si se busca rentabilidad, ese dinero se encamina a la bolsa”.
De vuelta a la tesis familiar del analista anónimo. “Si el niño ve que no tiene apoyo, que le gritan y los padres se esconden, entonces aparece la inestabilidad”.
Todd Chanko, inversor de profesión, deja una clave en este récord: la victoria de Obama, el presidente al que sus rivales descalificaron por ser enemigo de las corporaciones y de Wall Street. “Obama ha mantenido a Ben Bernanke al frente de la Fed y, de ganar Romney, lo habría sustituido y eso hubiese supuesto el fin de los estímulos”. Flota la pregunta de qué habría sucedido sin la Reserva Federal. “Meter liquidez –sostiene Castillo– ha sido esencial. Sin la Fed, la crisis habría sido más profunda, de dimensiones que desconozco, y una recuperación muy diferente”.
Sorprende como este viernes se escucharon testimonios temerosos al constatarse que se habían generado 236.000 puestos de trabajo en el mes de febrero, una cifra superior a la prevista. Temor porque si baja el desempleo carecería de justificación que la Reserva Federal mantuviera su línea de ayudas y desaparecía el fuelle del Dow Jones.
A bote pronto surgió la réplica. El índice de paro ha bajado al 7’7,%, lejos del 4’9 de octubre del 2007. Bernanke marcó el límite del 6,5% para retirar su escudo, meta que a este ritmo resulta inalcanzable hasta bien entrado el 2014, o más. Aún persisten doce millones de desocupados, cinco millones más de los registrados en las estadísticas previas al pinchazo de septiembre del 2008.
“Existe una desconexión entre la economía y el mercado. La economía ha mejorado pero a un ritmo lento mientras que el mercado ha conseguido su máxima cumbre”, dice Stephan Boccara, gestor de carteras de acciones.
“Al mercado lo ha alimentado la Fed –añade–, que ha mantenido unos tipos de interés artificialmente bajos. Bancos e inmobiliarias han sacado un gran provecho. Las compañías en general también han acumulado cuantio-