Impaciencia empresarial
Lte madrileño reprochó la presión del Gobierno central a su comunidad a cuenta de los objetivos de déficit y los recursos contra alguna de sus medidas, como el euro por receta. Bastantes de los congregados en Casa Fuster tuvieron la impresión de que la intervención de González, que siguieron cruzándose silenciosas expresiones de sorpresa o indignación, había sido “dura”. Otros, aún no estando de acuerdo con su contenido, la calificaron de “valiente”, pues el presidente madrileño no estaba lanzando en Barcelona un mensaje diferente al habitual en Madrid.
En cualquier caso, fue José Manuel Lara, presidente de Planeta, editor del diario La Razón y accionista mayoritario de Antena 3 y La Sexta, quien marcó el tono del debate. Lara lanzó una vitriólica crítica a la clase política española, que “no dialoga, yo he hablado con todos y se que no lo hace, y se instala en batallas mediáticas y habla para la gale- a impaciencia del mundo económico o empresarial crece en proporción a la duración de la crisis. Y la política es su principal destinataria. Una nueva muestra de ese fenómeno se produjo el pasado martes en los salones del hotel Casa Fuster, donde la sección Mediterránea de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), que preside el abogado barcelonés Emilio Cuatrecasas, celebró una comida con el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, el sucesor autonómico de la lideresa Esperanza Aguirre.
La intervención de González se centró en advertir contra la “deriva independentista”, eje de la mayoría de los discursos hacia Catalunya procedentes del centro de la política española, y en la crítica del modelo de financiación autonómica.
Entre su auditorio, representativo en diferentes proporciones de diversas sensibilidades empresariales, José Manuel Lara (Planeta), Higinio Raventós (Confide), Luis Conde (Seeliger y Conde), José Maria Xercavins (Metroinvest), Rosa Esteva (Grupo Tragaluz), Cristina Giralt (Tradisa), Javier de las Muelas (Dry Martini), Gabriel Masfurroll (Wings 4 Business), Jordi Morral (Europastry), Josep Lluis Rovira (Cambra de Comerç de Barcelona), Carlos Ferrer (Díaz y Ferrer abogados).
A ellos, entre otros, les tocó escuchar que el vigente sistema de financiación se aprobó “satisfaciendo los intereses del tripartito catalán y del PSOE andaluz, y que castiga a Madrid, pese a que lidera los indicadores económicos para salir de la crisis”. Abundando en la misma idea, González afirmó que, según sus datos, cada ciudadano de su comunidad aporta al Estado tres veces más que los residentes en Catalunya.
En el frente más general, el presiden- ría”, según la versión transmitida a este diario por varios de los empresarios asistentes. Lara también atribuyó a las querellas políticas la exageración de los escándalos de corrupción, que parecen un hecho diferencial español, cuando en su opinión son también moneda corriente prácticamente en todas partes.
Palabras francas y contundentes, aunque de orden general, González no era
La cita entre Ignacio González y un grupo de empresarios barceloneses no sirvió para tender puentes
su destinatario exclusivo ni tan siquiera principal.
Sí fueron para el presidente madrileño las palabras de Rosa Esteva, presidenta del grupo de restauración Tragaluz, quien aseguró que nunca había sido independentista, pero que tras su intervención se sentía mucho más cercana a esa opción, según las fuentes antes mencionadas.
Josep Lluis Rovira, del servicio de estudios de la Cambra de Barcelona, fue el encargado de corregir los datos, sesgados en opinión de algunos de los asistentes, sobre las aportaciones y retornos de Catalunya a la economía de España (impuestos, PIB, exportaciones, inversiones).
El encuentro pareció aportar poco al objetivo buscado por algunos representantes relevantes de la burguesía barcelonesa: crear un clima de entendimiento entre el mundo económico catalán y las élites política madrileñas.
González no se distanció en ningún momento de su discurso oficial como presidente de la comunidad de Madrid y los empresarios asistentes salieron con la nítida idea de que el político no parece un hombre susceptible de facilitar una vía de colaboración para mejorar la posición poloticoeconómica de Catalunya en España.
Pero la reunión también permitió poner de manifiesto el nerviosismo del mundo empresarial, incapaz de detectar la mejoría de la situación que se propaga desde los centros de poder de la capital.
Como explicaba gráficamente uno de los más significativos participantes en la reunión del pasado martes, “hace un par de meses, parecía que las cosas mejoraban, pero ahora el clima se ha vuelto a enrarecer, y una gran parte del deterioro tiene que ver con el clima de corrupción que se ha instalado y la atmósfera de enfrentamiento social que se está incubando al calor de esos escándalos”. La distancia entre la política y la economía se amplía pese a las declaraciones de buenas intenciones de unos y otros.