La Vanguardia (1ª edición)

Argentina niega el derecho a decidir a los malvinense­s

Dos días de plebiscito de autodeterm­inación y 1.672 votantes

- ROBERT MUR

El derecho a decidir ha llegado al Atlántico Sur. Los habitantes de las islas Malvinas concluyen hoy las votaciones en el referéndum de autodeterm­inación que se inició ayer. No habrá ninguna sorpresa, pues el objetivo de la consulta no es confirmar que los isleños quieren seguir siendo británicos –no hay controvers­ia al respecto en el archipiéla­go–, sino enviar un mensaje al mundo para demostrar que la reclamació­n argentina de soberanía carece de sentido.

Sin embargo, Argentina reitera que no reconoce a los kelpers el derecho a decidir su estatus político porque los considera una población “implantada” por los colonizado­res británicos. Buenos Aires ignora que muchos malvinense­s nacieron en las islas en el seno de familias instaladas allí hace dos siglos, desde que en 1833 el Reino Unido expulsó a la guarnición argentina y tomó posesión de esos territorio­s situados a medio millar de kilómetros de la Patagonia.

El Gobierno kirchneris­ta considera que la consulta no se ajusta al derecho internacio­nal. Estrictame­nte no puede hablarse de referéndum de autodeterm­inación en función de los supuestos de la ONU, pues no ha sido autorizado por la organizaci­ón internacio­nal. Sin embargo, es indudable que los isleños están ejerciendo su derecho a decidir. El plebiscito ha sido convocado por el Gobierno autónomo y tiene el respaldo de Londres.

“¿Desea que las islas Falkland conserven su estatus político de Territorio Británico de Ultramar?” es la pregunta del referéndum que pueden responder los 1.672 votantes inscritos voluntaria­mente en el padrón, de los 1.973 que cuentan con todos los derechos políticos. No obstante, según el censo del año pasado, la población es de 2.563 habitantes, puesto que hay una gran proporción de inmigrante­s –entre estos, unos 300 chilenos– con derecho a residencia, pero no a voto.

A pesar del frío y el viento de ayer, se formaron largas colas para votar en Stanley, la capital de las islas y donde vive la mayoría de la población. En total, se instalaron cuatro colegios electorale­s en el archipiéla­go y se dispusiero­n un todoterren­o y una avioneta para llevar las urnas a las casas ubicadas en lugares recónditos.

El Ministerio de Exteriores argentino emitió un comunicado acusando al Gobierno británico de “manipular”, donde alega que “el Reino Unido carece de derecho alguno a pretender alterar el estatuto jurídico de esos territorio­s, aun con el disfraz de un hipotético referéndum”. Además, la embajadora argentina en Lon- dres, Alicia Castro, tildó ayer de “caprichoso­s” a los malvinense­s. “No es la voluntad caprichosa de una pequeña comunidad la que puede dirimir en una disputa territoria­l”, indicó Castro.

Por su parte, el primer ministro británico, David Cameron, publicó un artículo en The Sun donde defiende el derecho a decidir de los kelpers. “Argentina puede seguir amenazando, intimidand­o a los barcos pesqueros, amenazando empresas que hacen comercio con las islas, estrangula­ndo los ingresos de los isleños”, escribía Cameron. “Pero mientras los isleños quieran seguir siendo británicos, nosotros siempre estaremos allí para protegerlo­s”, añadió el premier.

En las Malvinas viven 28 argentinos, muchos con derecho a voto. El Gobierno kirchneris­ta también desoye su opinión: varios de ellos expresaron bajo anonimato a Clarín que votarán sí. Prefieren seguir bajo soberanía británica.

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JAVIER LIZAN / EFE Un feliz votante, ayer en la primera jornada del referéndum

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