Vecinos incómodos
Bagdad acusa a Turquía de crear tensión y teme ataques terroristas desde Siria
Alos iraquíes les pasa como a los afganos: los responsables de sus cuitas son siempre extranjeros que distorsionan sus complejas relaciones de poder. Claro que para pensar de esta manera hay que aceptar que los partidos políticos actúan como agentes de intereses extranjeros. Sólo en contadas ocasiones, y siempre en privado, los líderes admiten que quizá los problemas y sus soluciones están vinculados a las propias decisiones locales.
La principal causa de la tensión actual no es tanto la guerra de Siria o la enemistad histórica con Arabia Saudí como la actitud del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan. El Gobierno iraquí acusa a Turquía de intervenir descaradamente en los asuntos internos de su país y de favorecer a los grupos suníes más vinculados a la agitación y la violencia.
La última entrevista entre una delegación iraquí y Erdogan incluyó amenazas de utilizar todo tipo de medidas agresivas. Uno de los presentes contó que salió con “la sensación de haber asistido a una declaración de guerra, aunque luego no pasó nada”. Para los iraquíes, Turquía está atrapada en una trampa sirio-kurda que ella misma ha fabricado.
Los iraquíes están enfrascados en la búsqueda de una nueva etapa más amistosa con Arabia Saudí. La última delegación enviada a Riad reafirma que se pueden apuntalar unas relaciones menos conflictivas. Bagdad lamenta la permisividad con el tránsito de dinero y armas que sirve para financiar a los más radicales.
Los efectos colaterales de la guerra y del flujo de refugiados de la vecina Siria es fuente permanente de preocupación para Iraq. La volatilidad de la frontera, de 600 kilómetros, es un fértil escenario para las actividades de Al Qaeda y grupos afines. Los islamistas radicales, vinculados a los grupos más violentos, buscan crear “zonas liberadas” en las provincias limítrofes con Iraq y lanzar desde el santuario sirio campañas de terrorismo y de guerrilla urbana similar a las que utilizan los talibanes en la frontera entre Pakistán y Afganistán.
Otra de las preocupaciones de las autoridades iraquíes es que prendan las reivindicaciones de la primavera árabe. Consideran que las protestas actuales en las zonas suníes no tienen nada que ver con las de Egipto, Libia, Yemen o Bahréin. Un diplomático con gran experiencia asegura que “Iraq representa un vacío en el mapa estratégico de los Hermanos Musulmanes después de conquistar el poder en Egipto, tomar la cúpula de los rebeldes sirios y tener gran influencia en Jordania y Qatar”.
Iraq mantiene sus mejores relaciones vecinales con Kuwait, el país que invadió en 1990, provocando la primera guerra del Golfo. Iraq ha satisfecho un pago de 3.000 millones de dólares al Gobierno kuwaití en concepto de reparación y tiene previsto pagar los 14.000 millones restantes en los próximos tres años.
El primer ministro Nuri al Maliki mantiene una relación equilibrada con Irán, país que no tiene interés en perturbar la fragilidad política iraquí. La principal preocupación iraní es Siria: su apoyo al gobierno de El Asad es total.
Estados Unidos está en una encrucijada, como recordaba recientemente en un artículo en The Nation Tom Hayden, un activista antibelicista estadounidense. Sigue protegiendo a un gobierno iraquí chií y proiraní que es atacado por la insurgencia suní, mientras ha empezado a colaborar con una guerrilla siria que quiere derribar un gobierno aliado de Irán.
A EE.UU. no le gusta que Iraq no impida el uso de su espacio aéreo por parte de Irán para el transporte de armas en apoyo del Gobierno sirio. Algunos congresistas han reclamado que se suspenda la ayuda a Iraq, que incluye 19.000 millones de dólares en armas, hasta que no se consiga ese compromiso. El último comensal invitado a la mesa ha sido Rusia, aliada de Iraq en la época de Sadam Husein. Ambos países están a punto de firmar un contrato de armas por 4.000 millones de dólares, convirtiendo a Rusia en el segundo proveedor de Iraq. Washington ha presionado lo indecible para evitar este acuerdo, pero Iraq necesita sistemas de defensa aérea, ya que Turquía viola su espacio aéreo para bombardear las bases de la guerrilla kurda en las montañas iraquíes.