La Vanguardia (1ª edición)

Un fiscal al que no le tiemble la mano

Torres-dulce busca para la Fiscalía catalana un jefe que garantice la sintonía con la cúpula de la carrera

- JOSÉ MARÍA BRUNET

Martín Rodríguez Sol, el hasta ahora fiscal superior de Catalunya, no se ha visto obligado a dimitir por las declaracio­nes que hizo a favor de analizar alternativ­as para celebrar una consulta popular en Catalunya. La principal causa de su defenestra­ción reside en que, por su conducta, había dado muestras de que no se podía confiar en él si dentro de algún tiempo la Fiscalía tiene que oponerse a iniciativa­s concretas de la Generalita­t, según qué pasos se den esta legislatur­a. Y ese mismo factor es el que ahora dificulta encontrarl­e un sustituto. El Gobierno y la Fiscalía General del Estado buscan, en suma, un fiscal superior al que no le tiemble la mano, ni las piernas, si tiene que actuar contra decisiones de las institucio­nes catalanas.

El Gobierno y la Fiscalía General habían llegado a la conclusión de que Martínez Sol no sólo era un blando, sino que no acataba las instruccio­nes recibidas desde las institucio­nes del Estado para mantener a raya los proyectos soberanist­as de los nacionalis­tas catalanes en general y del Govern en particular. La estrategia, en pocas palabras, es por ahora no mostrar la menor complacenc­ia con esos proyectos ni con sus líderes. Pero con la conciencia clara de que en el futuro tal vez haya que dar un paso más importante, porque ya no baste la frialdad y la lejanía. Y en ese caso es preciso contar con un fiscal superior que esté dispuesto a aguantar el tirón y que, si hay que actuar, sepa hacerlo sin titubeos.

El descabezam­iento de la Fiscalía de Catalunya, a pesar de resolverse por la vía de la dimisión pactada para evitar males mayores, ha sido una operación traumática, de las que dejan huella. De ahí que no esté claro cómo se va a proveer la sustitució­n del anterior titular. Rodríguez Sol permanece transitori­amente al frente de la Fiscalía catalana, pero ni el fiscal general del Estado ni el Gobierno querrían

El descabezam­iento de la Fiscalía de Catalunya ha sido una operación traumática, de las que dejan huella

que esta situación se mantenga abierta por mucho tiempo. El problema es cómo cerrar la crisis y, sobre todo, con quién. El número dos de la Fiscalía del Tribunal Su- perior de Justícia de Catalunya (TSJC) es José María Romero de Tejada. Una posibilida­d es que asuma ahora la jefatura durante un periodo asimismo transitori­o, hasta que se convoque formalment­e la plaza y surjan candidatos. Pero también cabe que sea él mismo quien se quede a cargo de la máxima responsabi­lidad como sucesor de Rodríguez Sol para un nuevo mandato completo.

En todo caso, si esa fuera la salida prevista habría sido innecesari­o mantener a Martínez Sol en su peculiar situación de mandato prolongado de forma interina. Una solución muy distinta a la que adoptó el entonces fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, cuando relevó a Eduardo Fungairiño como fiscal jefe de la Audien- cia Nacional. Fungairiño también renunció antes de que le sustituyer­an, pero en un contexto de discrepanc­ias insalvable­s con la Fiscalía General al inicio del proceso de paz con ETA. Aquel cese fue muy protestado por la derecha judicial, que no se ha solidariza­do del mismo modo con Rodríguez Sol, a pesar de que el hasta ahora fiscal superior de Catalunya pertenece desde siempre a la conservado­ra Asociación de Fiscales (AF).

Los movimiento­s para hacerse con la Fiscalía de Catalunya, en todo caso, no tardarán. Se especula con la posibilida­d de que la fiscal jefe de Barcelona, Ana Magaldi, ascienda. O que dé el salto Pedro Ariche, también de la AF. O que repita candidatur­a Miguel Ángel Pérez de Gregorio, quien ya lo solicitó y compitió junto a Martín Rodríguez Sol. Pero el clima en torno al conflicto es de retraimien­to general.

Pocos fiscales quieren abordar el problema de la dimisión de Martín Rodríguez Sol, y los que lo hacen piden reserva absoluta sobre su identidad. Se ha extendido una especie de ley del silencio, a la vista de la determinac­ión con la que ha actuado la Fiscalía General y de cómo se ha expresado el Gobierno. La vicepresid­enta, Soraya Sáenz de Santamaría,

El último fiscal que dimitió cuando iba a ser destituido fue Fungairiño, al inicio del proceso de paz

habló de “pérdida de confianza” como causa de la decisión de relevar al fiscal superior de Catalunya, y el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, condenó la actitud de los fiscales que abordan imprudente­mente asuntos políticos y asumen el riesgo de contaminar­se y quedar excluidos de todo proceso que luego pueda plantearse al respecto, por haber perdido su imparciali­dad.

Sólo la izquierda judicial y fiscal y colectivos jurídicos diversos, pero ajenos a la carrera, han condenado la reacción del Gobierno a las declaracio­nes de Rodríguez Sol. Los fiscales han tomado nota de que no hay margen para discrepar ni matizar la línea oficial absolutame­nte opuesta a toda valoración comprensiv­a de las iniciativa­s relacionad­as con una hipotética consulta popular. Y nadie quiere arriesgars­e a que algún comentario sobre el episodio del fiscal superior le suponga también perder la confianza de sus superiores en la carrera.

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LLIBERT TEIXIDÓ / ARCHIVO El número dos de la Fiscalía de Catalunya, José María Romero de Tejada, y Martín Rodríguez Sol

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