Un catálogo radiante

Josh Rouse es un cantautor prolífico que ha publicado diez discos en los últimos quince años. Afincado en Valencia, este artista nacido en Nebraska vuelve a sus raíces musicales en su último álbum. Si en sus dos anteriores trabajos, se dejaba seducir por los aromas mediterráneos y un abanico de influencias diversas, en The happiness of waltz retoma con acierto la senda de la americana, ese estilo entre el pop rock, el folk y el country que desde hace tres lustros impera en la escena musical estadounidense.

La ampliación de trío a cuarteto, con la incorporación al grupo del batería Marc Pisapio, era otra de las novedades que aportó Josh Rouse en el concierto de presentación de su reciente material, un radiante catálogo de inspiradas canciones que hicieron las delicias del público que prácticamente llenaba la sala. Y en verdad, la adición de la batería en el equipaje instrumental dota de una mayor consistencia y empaque al sonido del grupo.

Rouse inició el concierto con algunas de sus nuevas canciones como hilo argumental. Desde un animado y optimista This movie´s way too long a toda una preciosidad como Julie (comes out of the rain), demostrando su enorme talento para crear relucientes y encantadoras melodías que hallan su inspiración en los placeres cotidianos. Tras deleitarnos con otros maravillosos temas de nuevo cuño, como un festivo Simple pleasures o el vals jazzy y meloso que da nombre al disco, Rouse regresó a sus orígenes para desempolvar el tema en clave folkie que dio título a su primera grabación en 1998: Dressed up like Nebraska. No faltaron tampoco otros clásicos de su cancionero como Hollywood bass player, antes de redondear el concierto con un delicioso Quiet town.

Haciendo gala de un óptimo desempeño vocal, Josh Rouse se mostró como un artista en estado de gracia en el estreno barcelonés de su nuevo y radiante catálogo de canciones.