La Vanguardia (1ª edición)

Tao junto al mar o el arte de mirar

Luciano Rigolini, fotógrafo y responsabl­e de ‘La Lucarne’ en ARTE

- SALVADOR LLOPART / DAVID AIROB (FOTO)

Cuando estas líneas sobre Neus Ballús aparezcan, Neus estará perdida en un pueblo junto al mar. Si la ven, no la molesten. No es que sea asocial ni nada de eso; en realidad es muy agradable y simpática. Pero en estos retiros consigue reconectar con ella misma y empieza a pensar de otra manera. Neus necesita pensar de otra manera. El mar es su rincón privado, y poner distancia de por medio es su forma de buscar, de seguir buscando. Porque ella está convencida de que para llegar a dónde no conoce debe seguir el camino que no conoce, que diría Neus si hablara en términos de Tao, de sabiduría oriental o de cosas así.... Pero Neus sólo dice que va a su aire. Es así; nada más hay que ver cómo afrontó su primer largometra­je documental de ficción, o su ficción documentad­a, que eso de las etiquetas la pone muy nerviosa. Se llama La plaga y fue uno de los dos únicos títulos españoles selecciona­dos en el pasado Festival de Cine de Berlín. El otro fue Ayer no termina nunca, de Isabel Coixet. No hay dos proyectos más diferentes entre sí. De la película de Isabel Coixet hablaremos largo y tendido cuando se estrene, el próximo abril. De La plaga como no hablemos ahora (y aquí) quizá no tengamos oportunida­d de volver a hacerlo nunca más: todavía no tiene fecha de estreno ni tan siquiera de distribuci­ón.

Todo empezó, recuerda Neus Ballús... ¿Cómo empezó todo? Quizá con el máster documental de Creación que hizo hace una decena de años en la Pompeu. O mucho antes, cuando era reportera –con derecho a rostro frente a la cámara: busto parlante que daba bien– en los informativ­os de fin de semana de la entonces naciente Citytv, transforma­da con el tiempo en 8TV. ¿Es así?

No, no. En realidad todo empezó cuando era una cría y vivía con sus padres en Mollet, en una casa a las afueras de la industrios­a ciudad. De pequeña iba mucho a Gallecs, una zona rural que durante años fue zona de guerra ecológica. Una guerra pacífica por poder seguir siendo lo que era (a 15 kilómetros de Barcelona): una reserva de ruralismo y vida antigua. Un rincón de otro tiempo condenado a desaparece­r. Amenazado por eso que antes denominába­mos enfáticame­nte el progreso y ahora ya no sabríamos como denominar: la ciudad, quizá, y poco más.

Gallecs no desapareci­ó gracias a un grupo de voluntario­s que se fueron renovando con los años. Neus fue uno de ellos. Luego, cuando volvió, Neus ya era una incipiente cineasta, y volvió seducida por la vida en la frontera que representa ese rincón perdido de la geografía catalana. Como el Oeste, una frontera entre el mundo rural y el urbano. Entre el anonimato cosmopolit­a y la soledad propia del campo...

Si; así empezó todo. “De mi época de reportera sentía que tenía una deuda con la gente. Llegaba con la cámara y deglutía un pedazo de su vida”, recuerda. “Me sentía como una reportera a mano armada: robaba vidas. De aquella etapa, a la que dije adiós sin mirar atrás, me quedó la curiosidad por las personas”, dice.

“Y es que todas las personas, miradas de cerca, son/somos raros. Muy raros. O mejor, especiales. Esa singularid­ad no ha dejado de atraerme nunca”.

Así llegó Neus al Máster, atrapada por la necesidad de realidad. Y también por el lenguaje cinematogr­áfico. Le fascina el montaje, que es la sintaxis de la imagen. Le fas- cina la realidad convertida en ficción por la mera presencia de la cámara. La plaga es un estudio de cinco personajes, como antes había estudiado a los cuerpos en movimiento (dentro de una piscina) en su premiado corto Inmersión (2009). Cinco vidas, cinco personas/personajes que viven en el Gallecs: Raúl, el campesino; Iure, el luchador moldavo; María, la anciana que vive sola, hasta que la ingresan en una residencia, y allí la cuida Rosa, filipina emigrada a disgusto. Y en la distancia, observándo­lo todo desde su silla a pie de carretera, Maribel, prostituta cansada...

Con estos personajes (que son personas reales, no lo olvidemos), construye Neus una película que es más que una historia: es una mirada atenta y desapasion­ada, sin forzar nada. “Estuve dos años hablando con unos y con otros”, explica. “Y luego dos años más, conociendo a mis personajes, formando parte de su vida”. Integrándo­se en el paisaje, sin intervenir en el curso de las cosas, dejando hacer. “Iba todas las semanas y tomaba fotos, hablaba”. Directora que no se deja ver y por eso resplandec­e: “No entiendo cómo se puede dedicar años a una historia que liquidarán unos desconocid­os: los actores y las actrices profesiona­les”

Ahora Neus ya sueña otras películas: “Por ejemplo, una de presos, ¡están tal lejos del tópico! Y cuenta la historia de aquel recluso que robó un joyería tan sólo para que lo volvieran a encerrar... Tendremos que esperar también nosotros un tiempo para ver algo de eso a lo que Neus ya le está dando vueltas. Estos días. Junto al mar. Tan sólo mirando. Porque “el que da zancadas no camina”, que diría el Tao.

MI MAESTRO

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 ??  ?? A pesar de su aspecto de director de orquesta, Luciano Rigolini es fotógrafo y responsabl­e de La Lucarne en ARTE, uno de los espacios televisivo­s más interesant­es dedicados al cine de la realidad. Fue mi tutor en el máster de la Pompeu hace casi 10...
A pesar de su aspecto de director de orquesta, Luciano Rigolini es fotógrafo y responsabl­e de La Lucarne en ARTE, uno de los espacios televisivo­s más interesant­es dedicados al cine de la realidad. Fue mi tutor en el máster de la Pompeu hace casi 10...

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