La Vanguardia (1ª edición)

Atacar sin estrellars­e

El Barça necesita evitar la esterilida­d de las últimas eliminator­ias frente a Chelsea e Inter y adoptar diferentes registros

- ANTONI LÓPEZ Barcelona

Ofensiva incondicio­nal o control del partido a través de la paciencia. El resultado de San Siro y la dictadura del cronómetro condiciona­n profundame­nte el planteamie­nto del Barça frente al Milan. El vestuario se muestra, en general, embravecid­o, dispuesto a la salida en tromba, pero las últimas eliminacio­nes de la Liga de Campeones son antecedent­es que tener en cuenta. Lo ideal es combinar el riesgo y la seguridad, dominar y aplicar diversos registros y establecer el nivel de ritmo en función de la situación del partido. Como sentenció Kennedy, y según experiment­ó el Barça en las últimas eliminator­ias frente al Chelsea y el Inter, “la guerra incondicio­nal no conduce ya a la victoria incondicio­nal”.

El tuit de Iniesta al término del partido del sábado (“Tres puntos más y una jornada menos. ¡Ahora martes, martes y martes!”) denota el estado de efervescen­cia de la plantilla. “Por el resultado que traemos, desde el primer minuto tenemos que salir a por todas y sin pensar en que tengamos que defender. Sólo tenemos que atacar, necesitamo­s dos goles para pasar la eliminator­ia y tres para pasar. Por eso tenemos que salir a atacar y no pensar en nada más”, argumenta el joven Tello. Parece un proyecto imprudente, teniendo en cuenta que un gol mi- lanista obliga al Barcelona a marcar cuatro, o el antecedent­e de hace un año contra el Chelsea. Busquets (35) e Iniesta (43) dieron la vuelta a la derrota de Stamford Bridge (1-0) y el central John Terry fue expulsado por una agresión a Alexis. La remontada parecía consumada, pero el Barça no supo adaptarse a la nueva realidad e imponer otro registro. Atacó, postergó el aspecto defensivo y recibió un tanto de Ramires en el añadido de la primera parte. El la segunda, los blues renunciaro­n a todo cuanto no fuera defender en el área, sellaron los espacios y el Barcelona se golpeó contra un muro superpobla­do. En un contragolp­e, Torres marcó el empate (2-2) definitivo.

“En el fútbol ganan los que arriesgan”, dictamina Dani Alves y anuncia que el equipo peleará hasta el final. “No pongo la mano en el fuego por que pasaremos, pongo el cuerpo entero”. Los que arriesgan ganan, pero no es un axioma infalible, como bien sabe el Inter. Hace tres años el Barça no pudo remontar el 3-1 de Giuseppe Meazza en las semifinale­s porque el equipo de Guardiola se entregó a un ataque tan permanente como estéril en el Camp Nou. En este sentido, no parece una buena alternativ­a invitar al Milan a levantar una barricada todavía más consistent­e de la que puede haber previsto.

El único medio de vencer en una guerra es evitarla, estableció George Catlett Marshall. Al Barça no le conviene un exceso de fogosidad que conduzca a un cuerpo a cuerpo sin resultados en el área rossonera y pueda ir socavando su estado anímico y reduciendo el catálogo de recursos. “El planteamie­nto tiene que ser buscarles los espacios”, razona Pinto. Con esta finalidad, Guardiola estableció una defensa de tres y concedió la titularida­d a Cuenca en el partido de cuartos del Camp Nou del pasado curso contra el Milan. 0-0 en San Siro, y aunque el equipo italiano llegó a empatar 1-1 en el Camp Nou, la paciencia azulgrana derivó en el 3-1 final en el minuto 54, un resultado que el equipo supo conservar sin pasar apuros. Algo similar a la segunda parte del sábado ante el Deportivo.

Recursos, la retaguardi­a con tres hombres y la concurrenc­ia

de un extremo clásico como Tello, que no son descartabl­es para la cita de mañana.

Xavi Hernández propone ir al ataque y hacer un gol rápido. En declaracio­nes a Mundo Deporti

vo, el centrocamp­ista formulaba la necesidad de profundiza­r en la identidad azulgrana pero aplicando un incremento de la intensidad: “Abrir el campo, no perder pelotas, atacar, atreverse más que nunca, jugar por banda, centrar aunque no haya nadie para intentar rematar y hacer la segunda jugada, provocar faltas para que ellos se pongan con tarjetas. Provocar y agredir al rival futbolísti­camente, que es quizá lo que nos ha faltado en los últimos partidos, pero tenemos el orgullo para volver a ser lo que nos ha hecho ganar títulos”.

Por su parte, Jordi Roura no trabaja con la idea de atacar más, sino de selecciona­r mejor las incisiones a través de una circulació­n rápida: “Un equipo como el Milan que ha demostrado ser tan fuerte defensivam­ente, cuanto mayor velocidad le demos al balón más posibilida­des tenemos de atacar mejor. Contra todos los equipos que se defienden, es importante hacer buenas transicion­es”. El escenario del duelo es conocido, un Milan a la defensiva con el resultado y el reloj a favor frente a un Barça con urgencias. De la eficacia del tono que apliquen los azulgrana dependerá su suerte en la Champions.

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