La Vanguardia (1ª edición)

El dilema del gol

Hasta la sequía actual, Aguirre igualaba los registros de las campañas europeas

- Barcelona RAMÓN ÁLVAREZ

Adelantand­o líneas, alternando delanteros, atacando con dos hombres, abriendo el campo, intercambi­ando posiciones durante el juego, buscando alternativ­as por las bandas, ubicando jugadores a pierna cambiada... Tras ver cómo su equipo se mostraba incapaz de marcar un gol a un Atlético con 10 hombres encerrado en su campo, Javier Aguirre prometió buscar fórmulas para mantener el buen promedio goleador que llevaba su equipo desde su llegada. No en vano, uno de los primeros milagros que consiguió el mexicano en el Espanyol fue acabar con lo que parecía un mal endémico del club, como a veces había apuntado Mauricio Pochettino.

El equipo no marcaba, pero con sus ajustes ofensivos –sobre todo ubicando en punta a Sergio García–, Aguirre logró que los suyos, amarrándos­e fuera y soltándose en casa, llegasen a promediar 1,6 goles por partido. Fueron 18 tantos en sus 11 primeras jornadas, que contrastab­an con los 13 que llevaba el equipo en las 13 jornadas anteriores a su llegada. Hasta que la fiesta se acabó en el Calderón. Son apenas tres jornadas en blanco, aunque las suficiente­s como para que el técnico se haya puesto manos a la obra, a riesgo de precipitar­se.

“Es normal que ahora los resultados sean más apretados, porque ya nadie regala nada ni juega alegrement­e”, explica el técnico, que no pretende hacer de ello una justificac­ión. “Tendremos que buscar alternativ­as si los equipos se nos cierran”, dijo tras empatar sin goles en Cornellà ante el Valladolid hace una jornada. Ese día, Aguirre vio cómo Djukic le había tomado la matrícula y de- cidió emplear uno de los recursos que mejor le ha funcionado desde su llegada: la sorpresa.

Lo fue salir a Vallecas con dos delanteros, aunque eso no hizo que el Rayo jugase diferente. Al contrario: supuso una ventaja para los de Jémez, ya que la posición adelantada de Víctor Sán-

Más que los tres puntos, en Vallecas estaba en juego cambiar el papel de mal visitante

chez tratando de hacer las veces de Verdú debilitó el centro del campo españolist­a. Como único hombre por delante de la defensa, Forlín fue incapaz de atajar el juego rival en la frontal del área. Consciente de su error, Aguirre cambió hombres y posiciones, su equipo fue otro, pero volvió a ser incapaz de ver la puerta rival. Faltó tiempo y acierto.

Para conseguir lo antes posible el objetivo de los 42 puntos, el técnico decidió arriesgar fuera de casa, donde el Espanyol muestra más carencias. No sólo ahora. Si en la década que jugó en Europa conseguía un 30% de los pun- tos fuera de casa, desde que está en Cornellà, el equipo suma poco más del 20% de sus puntos a domicilio. Unos porcentaje­s que con Aguirre están volviendo a cambiar después de que su equipo amarrase los empates obligados de Granada y Zaragoza, de dar la sorpresa en el Bernabeu y de golear en San Mamés.

Con la garantía de haber conseguido crédito para equivocars­e, Vallecas era una oportunida­d. Más que los tres puntos, estaba en juego cambiar una dinámica que viene de muy lejos. Ahora, Aguirre deberá seguir buscando el gol. En casa o fuera.

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DANI DUCH Sergio García trata de superar al defensor rayista Casado el pasado sábado

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