HELEN MERLIN
vid Cameron. Si algo no es verdad, la monarca no se ha quejado, y eso que los productores organizaron una representación especial para ella de La audiencia en el castillo de Windsor, en vista de que cada vez es más reacia a salir al teatro (su salud es magnífi- ca para alguien de 86 años, pero hace unos días estuvo en el hospital aquejada de gastroenteritis, y su marido, el duque de Edimburgo es ya nonagenario y no está para muchos trotes).
La obra está estructurada como una serie de sketches, sin orden cronológico alguno, en torno a las tradicionales audiencias que una vez a la semana concede la reina concede al primer ministro de turno para, a cambio de un té con pastas, ser informada del estado de la nación (que últimamente es bastante lamentable, quizás por eso prefiere echar una cabezada cuando está en presencia de David Cameron). Lo que se dice en semejantes reuniones es secreto del sumario, pero el autor del guión, Peter Morgan (el mismo que el de la película), ha efectuado una reconstrucción bastante genuina de su contenido, o al menos eso dicen quienes tienen conocimiento de causa. En cualquier caso suena muy realista.
Hay peores encasillamientos artísticos que el de reina, pero Helen Mirren (que ya ha interpretado a cinco de ellas) no tenía del todo claro que quisiera volver a hacer de Isabel II, sólo siete años después de ganar la estatuilla por la famosa película. Sus dudas se disiparon sin embargo al leer el guión, y sobre todo al enterarse de que la dirección iba a correr a cargo del cineasta Stephen Daldry, enFOTOS: GETTY IMAGES Y AP tre cuyos créditos
figuran Las horas y Billy Elliot. Caso cerrado.
Mirren, que era una niña de seis años cuando Isabel II ascendió al trono, transmite a las mil maravillas la evolución de la monarca, desde una jovencita desbordada por los acontecimientos hasta la profesional del oficio que es ahora, una mujer incisiva que no duda en buscarle las cosquillas al primer ministro de turno. Y siempre lo consigue.