El oráculo de Oklahoma
La devastación provocada por el tornado de Oklahoma hace que de forma natural y mecánica surja la pregunta. ¿Es esta una nueva demostración del cambio climático? Los expertos contestan que no podemos establecer una relación directa causa-efecto para vincular cambio climático y un suceso puntual. No se puede demostrar tal relación. “Pero sabemos que cuanto más caliente esté la atmósfera, más violentos serán los fenómenos meteorológicos extremos”, matiza Jerónimo Lorente, catedrático de Física de la Atmósfera en el departamento de Astronomía y Meteorología de la Universitat de Barcelona.
La opinión generalizada de los expertos es que el calentamiento comporta una exacerbación de los fenómenos meteorológicos adversos (olas de calor, tormentas, sequías extre- mas...) Por eso, la violencia de tornados, ciclones, huracanes y otros sucesos climáticos cuadra con esta previsión que nace de una gran ecuación: más calor igual a más vapor de agua igual a más fenómenos atmosféricos extremos.
Pero no hace falta un oráculo en Oklahoma. El cambio climático ha dejado ya su huella en forma de incremento de temperaturas, pérdida de la masa helada en el círculo polar Ártico, deshielos en los glaciares de montaña y otros cambios ecológicos. Es cierto que en los últimos siete años, se ha reducido la tasa de aceleración del calentamiento; pero esta aparente pausa parece insuficiente para contrarrestrar la inercia de un calentamiento que ha acumulado demasiada energía a causa de la emisión creciente de combustibles fósiles. Por eso, en cada síntoma de fiebre que sufre este paciente-planeta, nos acercamos a él apresuradamente para comprobar si es otro ataque de la misma enfermedad.