El no va más de la vela
Navegantes profesionales y aficionados de alto nivel forman parte del gran espectáculo
El formato de competición puesto en marcha en el 2012 por los organizadores del Trofeo Godó, con Joaquín Barenys, vicecomodoro del RCNB, a la cabeza, se ha visto refrendado por un gran éxito de participación. La flota de Wally, TP52, Soto40, ORC y J-80 llena los pantalanes del club y depara un atractivo espectáculo frente al litoral de Barcelona.
Es una combinación que reúne a navegantes profesionales llegados de muchos países del mundo con aficionados del más alto nivel, que tienen así la ocasión de competir internacionalmente.
Wally, TP52 y Soto40 son muy especialmente las clases profesionales. En los Wally, incluso cuando hay pocas unidades en el agua, es habitual que se reúnan muchos de los más prestigiosos navegantes que han tomado parte en la Copa del América o las vueltas al mundo. Como el español Pepe Ribes, ahora enrolado en el flamante Magic Carpet 3 para disputar el Godó, y que presenta en su historial cinco vueltas al mundo, cuatro en la Volvo Ocean Race y una en la Barcelona World Race, en cuya segunda edición formó equipo con Àlex Pella a bordo del Estrella Damm.
Ribes, experto no sólo en nave- gación sino en la propia construcción de barcos de alta tecnología, coordina en el Wally del armador británico Lindsay Owen-Jones las maniobras de proa, siempre enormemente complicadas en un barco de semejante porte.
TP52 es la clase más técnica del circuito de regatas. Son los barcos con los que se creó el circuito MedCup, que durante varios años llegó a ser un espectáculo comparable, salvando todas las distancias, al de la fórmula 1. El nivel de profesionalidad en el circuito llegó al punto de que las regatas se retransmitían en directo a través de la web oficial de la organización, con cámaras de televisión a bordo de lanchas y el uso de imágenes virtuales de ordenador para que los espectadores entendieran en cada momento qué estaba sucediendo en el agua. In-