El imbécil del día
El programa Arucitys (8tv) sigue ofreciendo una tregua de entretenimiento en una franja horaria que abarca el aperitivo, el almuerzo, el café y la siesta. Esta temporada, el equipo de Alfons Arús ha tenido que superar un contratiempo importante: los grupos Antena 3 y Mediaset han prohibido que otros canales utilicen sus imágenes. Es una decisión de control de contenidos que empezó de un modo reactivo, cuando Telecinco se hartó de que La Sexta y programas como Sé lo que hicisteis se cachondearan de ellos y que busca una explotación más agresiva de sus webs. En el caso de Arucitys, estas imágenes eran la materia prima que, en parte, alimentaba secciones como La cortelera y La teletúlia. Para superar la dificultad de no disponer de imágenes cedidas, Arús tiene que sacarse de la man- ga otros recursos, fijarse en canales más extravagantes de la TDT (territorio David Broc) o recuperar fórmulas como los vídeos de estupideces y accidentes humanamente domésticos. La teletúlia incluye, de unas semanas a esta parte, la sección L’imbècil del dia. Es una reformulación de aquel Videos de primera, que ha marcado a toda una generación de teléfilos, con niños japoneses a punto de ahogarse y mucho gato psicópata.
Los aciertos de L’imbècil del dia son la intensidad de la dosis y el epígrafe. Cuando veíamos Videos de primera, la acumulación de desgracias ajenas producía una sensación de saturación y cierto malestar. Una vez asimiladas como género televisivo, es una buena idea enmarcar este tipo de imágenes en un epígrafe explícito, con una voluntad de progresión competitiva (el imbé- cil de la semana, del mes, del año...). El secreto estriba en que, igual que el universo, la imbecilidad no tiene límites. La selección produce un efecto de fascinación. Sin la paja de niños japoneses, que no serían culpables de imbecilidad sino de crueldad paterna, la sección se centra en la imbecilidad espontánea, vocacional o accidental. La presencia de una cámara, que actúa como notario, equivale a la mirada científica que, en los documentales sobre animales, nos explica los hábitos de mamíferos, peces o insectos. L’imbècil del dia es un concentrado de realismo tragicómico que, en un minuto, nos recuerda la infinita solidez de la imbecilidad humana. Hasta ahora, sólo aparecen imbéciles anónimos pero los espectadores podemos jugar y pensar en imbéciles con nombre y apellidos de nuestro entorno familiar, profesional o político.