La Vanguardia (1ª edición)

La gran oportunida­d de Kerry

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John Kerry quiere solucionar el conflicto palestino-israelí y está demostrand­o que está dispuesto a invertir tiempo e ideas para lograr un cambio. Según él, se trata de un esfuerzo que supondrá tan sólo unos meses. Se trata de una oportunida­d política positiva abierta por el presidente Obama en su visita a la región, de una puerta que puede cerrarse si las partes no sacan partido de ella. Kerry comprende que un intento para lograr un pleno acuerdo de carácter permanente, en este momento, no resulta práctico aunque el mundo sabe que su posible alcance reflejaría los parámetros de Clinton del 2000 y la Iniciativa de Ginebra del 2003. Aunque Kerry sabe por Netanyahu y Abas que prefieren un acuerdo permanente, está claro que el primer ministro Netanyahu no está dispuesto a pagar el precio total por la paz, mientras que el presidente palestino Abas no puede hablar en nombre del gobierno de Hamas en Gaza.

En la situación actual, Kerry intenta alcanzar un acuerdo provisiona­l, por el cual las fronteras permanente­s entre los países y los acuerdos sobre seguridad se debatirán con independen­cia de otras cuestiones importante­s que figuran en la agenda. En este punto, Kerry se equivoca; es un error que podría desembocar en el fracaso de la importante iniciativa que intenta llevar adelante. Por el contrario, el acuerdo de transición, hacia un acuerdo permanente, debería abordar todos los asuntos, aunque sea de forma parcial, en lugar de solucionar, por entero, únicamente una reducida porción de temas. Las distintas partes del acuerdo están interconec­tadas. Por ejemplo, es imposible solucionar definitiva­mente el problema de las fronteras sin debatir la frontera en Jerusalén. También es importante observar que únicamente un debate serio sobre todos los factores implicados dará a las partes suficiente libertad de acción para defender lo que verdadera-

Kerry ha de alcanzar un acuerdo provisiona­l y crear un Estado palestino plenamente soberano

mente les importa y llegar a acuerdos en lo concernien­te a otras cuestiones. Si Kerry sigue adelante con su propuesta para resolver sólo dos cuestiones, se verá implicado en un diálogo estéril en que ambas partes intentarán demostrar a Estados Unidos que la responsabi­lidad recae en el error ajeno y que, por lo tanto, la puerta abierta se cerrará.

Kerry debe cambiar de rumbo con rapidez; ha de alcanzar un acuerdo provisiona­l con ambas partes y, a través de este marco, crear de forma inmediata un Estado palestino plenamente soberano. Sólo esto podría aportar estabilida­d a la frágil relación entre Israel y los palestinos, concluir el debate en curso sobre la viabilidad de una solución basada en la existencia de dos Estados y reforzar la postura de Estados Unidos en Oriente Medio en un momento en que sus tropas abandonan la región. Esta puede ser la aportación más importante de Obama al cambio de fisonomía de Oriente Medio:

1. Territorio. El tema más difícil. En cualquier caso, el nuevo Estado será creado en la mayor parte de Cisjordani­a y la discusión sobre su tamaño exacto concluirá en un acuerdo, sobre el cual parece que deberá implicarse Estados Unidos. Junto a estas conversaci­ones habrá de plantearse un debate sobre una franja sin soberanía que permitirá que el Estado palestino tenga acceso al mar Mediterrán­eo.

2. Acuerdos de seguridad. Han quedado definidos en su mayoría en debates anteriores entre las partes. El Estado palestino será un Estado no militariza­do, e Israel tendrá sistemas temporales de alerta temprana situados en la región. El debate se centrará en la presencia de una fuerza multinacio­nal en el Estado palestino. Los gobiernos israelíes han mostrado su acuerdo sobre este punto anteriorme­nte, pero Netanyahu hasta la fecha lo ha rechazado.

3. Asentamien­tos. Israel habrá de evacuar los asentamien­tos ubicados en el nuevo Estado palestino. Otra posibilida­d es estudiar si los colonos pueden seguir viviendo en un Estado palestino y respetar sus leyes, siempre que el asentamien­to no tenga carácter exclusivo de modo que los palestinos puedan vivir allí si así lo desean. Israel habrá de mostrar su acuerdo para limitar la construcci­ón de asentamien­tos, que permanecer­án bajo control israelí hasta que se alcance un acuerdo permanente.

4. Jerusalén / Al Quds. Es de vital importanci­a llegar a un acuerdo sobre la vuelta de institucio­nes palestinas evacuadas por Israel anteriorme­nte y debatir los acuerdos de concesión de autonomía municipal a los palestinos en Jerusalén Este.

5. Refugiados. Debe garantizar­se que no habrá límite relativo al número de refugiados palestinos que el Estado palestino aceptará. Será posible negociar una compensaci­ón para los refugiados (en relación con sus dificultad­es y con la pérdida de sus propiedade­s), con independen­cia de un acuerdo final sobre este tema. A este fin debe crearse un fondo internacio­nal en el que Israel debería participar.

6. Agua. La cantidad de agua bajo control del Estado palestino habrá de basarse en las necesidade­s que surjan en el nuevo país, a través de un comité sobre el agua con participac­ión conjunta palestina, israelí y estadounid­ense.

7. Franja de Gaza. La franja formará parte del nuevo Estado una vez que el gobierno palestino asuma plena responsabi­lidad en Gaza para garantizar un tránsito seguro entre las dos partes del país.

8. Economía. El acuerdo de París de 1994, que fijó aduanas compartida­s por Israel y los territorio­s que ocupó en 1967, será sustituido por un acuerdo de libre comercio, para liberar a los palestinos de su dependenci­a de la economía israelí.

9. Visión: será imposible llegar a un acuerdo provisiona­l sin establecer los principios relativos al acuerdo final. Aquí Kerry habrá de implicar al Cuarteto (Estados Unidos, la UE, Rusia y ONU) y presentar una visión del carácter general del acuerdo de paz, como espera el mundo. Aunque los principios son conocidos, no será una tarea sencilla, y exigirá numerosas consultas al diccionari­o de inglés así como negociacio­nes informales entre Kerry, Israel y los palestinos.

10. Calendario. Es crucial para determinar el periodo de tiempo máximo para llegar a una solución permanente. No debería ser una etapa demasiado corta de una etapa, ya que sería poco realista y causaría frustració­n en la región. Las conversaci­ones sobre el acuerdo final se iniciarán inmediatam­ente después de la creación del Estado palestino, e Israel será el nuevo socio.

11. La Liga Árabe. Kerry logró recienteme­nte la revitaliza­ción de la iniciativa árabe del 2002, que da lugar a la vital implicació­n árabe para el éxito del proceso y que puede suponer la reanudació­n de las conversaci­ones entre las partes, que incluirán

El palestino será un Estado no militariza­do e Israel tendrá sistemas temporales de alerta

a Israel, la Autoridad Palestina y numerosos países del mundo, incluidos los trece estados de la Liga Árabe (sobre cuestiones relativas a asuntos económicos, agua, medio ambiente, control de armas y refugiados). Esto animará a los países árabes a enviar misiones comerciale­s a Israel (como hicieron algunos después de Oslo).

Se trata de un desafío difícil, pero un desafío práctico dadas las circunstan­cias. Kerry debería verificar cuidadosam­ente con Netanyahu y Abas si están abiertos a tal plan, de modo que si –como he entendido que es postura de ambos líderes– ha creído efectivame­nte que es una iniciativa viable, debería centrarse en ella.

Aquí estriba la mayor oportunida­d de Kerry.

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JOMA

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