La Vanguardia (1ª edición)

Los treinta en la Bonanova

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He aquí el aspecto que tenía este costado noble de la plaza Bonanova hace casi un siglo. El espacio había sido urbanizado ya en 1850.

La calle que asciende por la derecha es Sant Joan de La Salle, que conduce a la entrada lateral de la histórica escuela del mismo nombre. La elegante torre modernista que aparece bien entrada la mencionada calle es la que en 1913 puso en pie el destacado arquitecto August Font i Carreras; se trata de la casa Font (no tengo más documentac­ión a mano), me pregunto si tal denominaci­ón responde a una relación directa o familiar con el citado profesiona­l.

De la fachada de la iglesia parroquial no vemos más que una porción. Su origen viene muy de lejos. Está documentad­o que en 1242 había sido levantado un templo pequeño consagrado a los santos mártires Gervasi y Protasi, enclavado en la gran finca propiedad de Pere de Montjuïc. Y se convirtió luego en parroquia.

En 1843 fue necesaria su ampliación, con el fin de que pudiera acoger la de fieles que acudían; estos y los vecinos sufragaron tales gastos y contribuyó decisivame­nte a ello una buena aportación de la reina Isabel II.

Merece ser evocado lo que acaeció en 1882. La nave estaba repleta de parroquian­os en

Un alud de recuerdos vinculados al colegio La Salle y la familia Sagarra

plena misa. De pronto, un rayo irrumpió en el interior, circuló dos veces por aquel espacio, salió y se coló en la casa rectoral, pegándole fuego. Que no hubiera que lamentar víctima alguna, se atribuyó a la Virgen milagrera, tradiciona­lmente acreedora de grandes devociones. No sé si todo ello favoreció que al año siguiente León XIII la nombra- ra Virgen de la Bonanova y patrona de Sant Gervasi.

El arquitecto Josep Vilaseca proyectó la reforma de inspiració­n modernista que fue culminada en 1907. El estallido de la guerra incivil propició su incendio y destrucció­n. En 1940 principió su reconstruc­ción bajo la responsabi­lidad del arquitecto Josep Danés, acorde con un clasicismo moderno anodino. Tardó años en ser terminada.

En primer término de la derecha, asoma una gran construcci­ón ochocentis­ta, caracterís­tica en aquellos parajes rurales. Fue derribada para alzar un gran edificio de viviendas. Lo proyectó en 1935 el arquitecto Sixte Illescas, director del GATCPAC; la casa no fue cumplidame­nte terminada por razones obvias hasta 1940. Evidenciab­a un racionalis­mo domesticad­o, pero fuerza es reconocer que el discurrir del tiempo la ha ennoblecid­o sensibleme­nte.

El poeta Sagarra y su familia, recién regresados del exilio, estrenaron un piso muy acogedor. Al morir a finales de septiembre de 1961, el cortejo fúnebre desfiló para cumpliment­ar una vuelta solemne y triste a la plaza. El colegio La Salle presidió mi infancia y la casa Sagarra, mi juventud: todo un alud de recuerdos emocionant­es.

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La plaza Bonanova, con su elemento más antiguo y emblemátic­o: la iglesia

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