De artillero en Afganistán a tambor de la reina
Padre de un niño de dos años, excelente percusionista y apasionado fan de los diablos rojos, Lee Rigby celebró hace poco por todo lo alto el triunfo del Manchester United en la Liga, y lamentó la marcha de sir Alex Ferguson. Sus compañeros del segundo batallón del Regimiento Real de Fusileros le chincharon cuando su equipo perdió en la Champions contra el Real Madrid, pero nunca se tomaba las bromas a mal. Tenía buen carácter y era muy popular entre sus compañeros. Rigby, que en julio iba a cumplir 26 años, era nativo de Manchester, y sirvió como artillero en Chipre, Alemania y Afganistán, aunque no hay constancia alguna de que esto último lo supieran sus asesinos al escogerlo como víctima de su saña. Conocido como Riggers por sus amigos, se alistó hace siete años e hizo un curso de infantería en el centro de adiestramiento militar de Catterick. Su primer destino fue en Chipre, tras lo cual regresó a Londres y fue asignado al batallón que participa en desfiles conmemorativos y otros actos oficiales de la reina y el príncipe de Gales, tocando el tambor y reforzando su afición a la música. En el 2009 fue destinado a la provincia de Helmand, en Afganistán, para llevar a cabo misiones de apoyo en la base de Woqab. Su unidad fue posteriormente trasladada a Celle (Alemania), como parte de un grupo de contingencia en estado permanente de alerta listo para ser movilizado en casos de crisis. Pero su destino no era morir a manos de los talibanes, o al estallar una granada en la carretera, sino degollado en una calle del sudeste de Londres.