La Vanguardia (1ª edición)

Obama acota el uso de los ‘drones’ y pide de nuevo cerrar Guantánamo

El presidente busca un horizonte para concluir la guerra contra los terrorista­s

- MARC BASSETS Washington. Correspons­al

Doce años y dos guerras después del atentado del 11-S, el presidente Barack Obama dibuja los nuevos perfiles de lo que su antecesor, George W. Bush, llamó guerra contra el terrorismo.

“Debemos definir la naturaleza y el alcance de esta lucha, o nos definirá a nosotros”, dijo ayer en un discurso en la Universida­d Nacional de Defensa, cerca de Washington. Y citó al presidente Madison: “Ninguna nación puede preservar su libertad en medio de una guerra continua”.

Con Obama, la guerra contra los terrorista­s tiene su piedra angular en los drones, los aviones sin piloto que han matado a más de tres mil personas en Pakistán, Yemen y Somalia. No hay lugar en este conflicto para una prisión como Guantánamo, según el presidente. Son las fuerzas armadas y no la CIA, como ha ocurrido en los últimos años, las que deben llevar el mando. Y, sobre todo, como avisaba Madison, no puede ser una guerra perpetua, sino que debe centrarse en desmantela­r las redes que desafían a EE. UU., pero que, sin Osama bin Laden, son menos amenazante­s que la Al Qaeda que atacó a la primera potencia en el 2001. El peligro son grupos localizado­s en lugares como Yemen, extremista­s en los países de la primavera árabe o lobos solitarios como los que perpetraro­n el atentado de Boston.

Empieza otra etapa, y es el momento de establecer las reglas y objetivos más transparen­tes y ajustados al derecho de EE.UU. e internacio­nal, según Obama.

En el discurso, el presidente reivindicó los drones como un arma más eficaz y precisa que los bombardeos con aviones tradiciona­les o el despliegue de tropas.

Pero sugirió crear alguna instancia de supervisió­n de estas acciones, ahora opacas y de legalidad dudosa. Y acotó su uso a situacione­s en las que los objetivos planteen amenazas “continuas e inminentes” y no puedan ser capturados. Unos 400 civiles han muerto por ataques con drones, según algunos cálculos.

El miércoles, la Administra­ción Obama admitió que, entre los muertos en operacione­s con aviones sin piloto, se encuentran cuatro ciudadanos estadounid­enses, entre ellos un menor. Una crítica a los drones es que otorgan al comandante en jefe la capacidad para matar a cualquier persona, en cualquier lugar, sin juicio previo. Los vehículos armados sin tripulació­n (el término técnico), controlado­s a distancia, observan y disparan sin riesgo para el agresor. Bush apenas los usó.

Cuando Obama llegó a la Casa Blanca, mostró la ruptura con Bush con decisiones como prohibir la tortura. EE.UU. se retiró de Iraq y en el 2014 dará por acabados los combates en Afganistán. Pero, en lo fundamenta­l, su campo de juego es el que heredó del republican­o, en un país que, tras el 11-S, entró en una suerte de estado de excepción.

Obama ha acelerado la guerra secreta con drones. También ha intensific­ado la persecució­n judicial de funcionari­os y empleados del Gobierno que filtraban informació­n delicada a la prensa.

La noticias, en los últimos días, de periodista­s que habían visto sus llamadas y e-mails controlado­s por el Departamen­to de Justicia han reavivado el debate entre la libertad de prensa y la preservaci­ón de secretos de Estado. “Los periodista­s no deberían exponerse a un riesgo legal por hacer su trabajo”, admitió Obama.

El ejemplo más llamativo de la continuida­d con las políticas posteriore­s al 11-S es la prisión de Guantánamo (Cuba), donde, tras la invasión de Afganistán en el 2001, EE.UU. encerró a detenidos en el conflicto posterior. En el 2009 Obama prometió clausurar Guantánamo. Pero topó con el Congreso, y sigue abierta.

La huelga de hambre de más de cien de los 166 detenidos que siguen en Guantánamo ha forzado a la Casa Blanca a ocuparse de la prisión. El presidente cree que daña los intereses de EE.UU. Y es caro: cada preso cuesta casi un millón de dólares anuales.

Que la cuestión perturba íntimament­e a Obama se evidenció en su respuesta a una activista que interrumpi­ó el discurso con reproches por su promesa incumplida. “Vale la pena prestar atención a la voz de esta mujer”, dijo.

Obama anunció el fin de la prohibició­n de trasladar a detenidos

yemeníes a su país, decidida tras un intento de atentado en el 2009 orquestado en Yemen. Este podría ser un primer paso para cerrar Guantánamo, símbolo de una guerra contra el terrorismo que ahora se está redefinien­do.

“Esta guerra, como todas las guerras, debe terminar –dijo el comandante en jefe–. Es lo que aconseja la historia. Es lo que exige nuestra democracia”.

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MANDEL NGAN / AFP En contra. Unos manifestan­tes piden el fin de los asesinatos con aviones no tripulados

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