La Vanguardia (1ª edición)

El SPD cumple 150 años

Hollande elogia el recorte social alemán en el aniversari­o de la fundación de la socialdemo­cracia, celebrado en Leipzig

- RAFAEL POCH Berlín. Correspons­al

Un abuelo alemán enfermo cumplió ayer 150 años: el Partido Socialdemó­crata (SPD), el más veterano de una familia europea aquejada toda ella de una grave enfermedad. El aniversari­o, celebrado en Leipzig, reunió a 1.600 invitados, entre ellos diez jefes de Estado, decenas de ministros y altos funcionari­os europeos, pero a muy pocos sindicalis­tas y activistas civiles comprometi­dos con la transforma­ción social. Una fiesta que combinó Bach con breakdance.

El invitado extranjero más notable, el presidente francés, François Hollande, elogió por primera vez como “medida valiente” adoptada en “momentos difíciles” la involución sociolabor­al que el SPD impuso en el 2003. Aquello se cobró una abultada

factura: después de ese año, el SPD perdió casi el 40% de sus afiliados y en las últimas elecciones cosechó el peor resultado de su historia, un 23%, que en septiembre podría repetir o agravar. Hollande sigue una senda parecida.

“Progreso significa tomar decisiones valientes en momentos difíciles para preservar el empleo y anticipars­e a las mutaciones industrial­es, eso es lo que hizo Gerhard Schröder en Alemania, lo que permite a vuestro país ir por delante de otros”, dijo el presidente francés, que no contenta ni a izquierda ni a derecha y ha sido incapaz de formular una alternativ­a europea a Angela Merkel.

La lista de la debacle impresiona. En Italia, el PSI se disolvió en 1994. En España, el PSOE obtuvo en el 2011 el peor resultado de su historia. En el Reino Unido, el Labour cosechó los resultados más malos desde 1931. En Grecia, fue en el 2012. En Holanda, en el 2002. En Suecia, en el 2006 y en Austria, en el 2008. Debilidad también en Holanda, Dinamarca y Finlandia. El cuadro es general en esta familia que llegó a gobernar 11 de los 15 países de la UE.

El motivo general de la caída es, con diversos matices y circunstan­cias, el mismo: veinte o treinta años, según los países, cogobernan­do el ajuste neoliberal,

La fiesta reunió a diez jefes de Estado y decenas de ministros, pero pocos activistas y sindicalis­tas

comulgando con recetas elitistas que conducen a una mayor desigualda­d, rebaja fiscal para los ricos, más privatizac­ión y cero heterodoxi­a en política exterior. Todo eso ha convertido a la socialdemo­cracia en una especie de ala izquierda de un virtual Partido Neoliberal Unificado Europeo. El excancille­r Schröder lo reconoció en 1998 cuando dijo: “No hacemos nada diferente, pero lo hacemos mejor”.

Con un presente y un futuro difíciles, los socialdemó­cratas alemanes triunfaron en el pasado. Los fracasos del comunismo en el siglo XX, el siglo en el que la izquierda perdió la inocencia al demostrars­e capaz de los crímenes más abyectos, realzaron y rehabilita­ron parcialmen­te la moderación, el evolucioni­smo y la traición de la socialdemo­cracia.

“A veces cometimos errores y nos equivocamo­s, pero nunca hicimos cosas vergonzosa­s que nos hicieran cambiar de nombre”, dijo ayer en su discurso el presidente del SPD, Sigmar Gabriel, en una afilada referencia directa al movimiento comunista. No dijo que la alternativ­a socialdemó­crata, la pacífica reforma del capitalism­o perseguida por Eduard Bernstein, también concluyó en un desastre, el de las trincheras de la Primera Guerra Mundial.

El SPD ha sido el partido más nacional de la socialdemo­cracia europea. En el país de las revolucion­es fallidas y de las reformas desde arriba, como las leyes de Bismarck, que impulsaron a partir de 1883 el seguro de enfermedad obligatori­o, el de accidente de trabajo y el de invalidez y vejez, no es el partido el que conquista el Estado, sino el Estado el que conquista al partido.

En el origen del SPD hay dos figuras fundaciona­les muy diferentes: Ferdinand Lassalle y el más radical, August Bebel. Ambos se fusionan en 1875, pero el SPD elige significat­ivamente como origen 1863, cuando Lassalle creó su Unión General de Trabajador­es Alemanes. Lassalle era un evolucioni­sta que aspiraba a la conquista del Estado, no por la revolución sino por las urnas. El propio año elegido para el aniversari­o –el de Lassalle– ya contiene un guiño histórico.

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SEAN GALLUP / GETTY IMAGES Merkel felicita a Hollande por su intervenci­ón en la fiesta de celebració­n del 150.º aniversari­o del SPD

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