¡Que viene el coco!
Miedo, mucho miedo es lo que sentí, supongo que igual que muchos, cuando Aznar adelantó y profetizó su vuelta a la política y, como no podía ser menos, se ofreció a capitanear el barco de España, ya que si este país lo necesita, allí estará él. No contento con esta elucubración, propuso cinco estadios que cumpliría escrupulosamente para sacarnos de este embrollo. Le importó un comino dejar en mal lugar a Rajoy, hoy por hoy, su jefe de filas y presidente del Gobierno, en un choque frontal con quien, como mínimo, debería respetar.
En algún momento me recordó a un entrenador que pronto ya no será del Real Madrid, ya que él está en posesión de la verdad y los demás son unos lerdos. Una persona que actúa así no es de fiar y no merece más calificativo que “váyase, señor Aznar”, no ya de la FAES, sino de este país. Personas como usted cuanto más lejos… mejor.
Si queremos volver a las catacumbas, a ser retrógrados y arcaicos, este sería nuestro mejor pastor. Se ha olvidado usted, pero no nosotros, de las mentiras del 11-M, de habernos metido en una guerra sin comerlo ni beberlo, pero sí para colmar sus ansias de codearse con el presidente de EE.UU., hablando mexicano y poniendo las botas encima de la mesa… ¡menuda foto! Perdone usted, señor Aznar, pero el tiempo le ha pasado y cualquier tiempo sin usted será mejor.
JOSÉ A. CASANOVAS
Barcelona