Mejor callado
Dice Aznar: “Voy a cumplir mis responsabilidades. Nunca las he eludido”. Puede que esto suene a ejecutivo agresivo y moderno, a capitán de empresa, pero según quiénes lo oigamos, puede dar mucho miedo; a saber, durante los ocho años de su responsabilidad de gobierno llevó a cabo una política privatizadora que supuso la desaparición de empresas públicas cuya rentabilidad estaba asegurada; se abrieron oportunidades de negocio privado a costa de servicios públicos básicos (educación, sanidad, comunicación…) al aportar suelo e infraestructuras públicas a la gestión privada; participamos en una guerra ilegal e injusta para ocupar el lugar que nos corresponde en el mundo (de la infamia); la principal víctima del terrorismo no era la sociedad española, sino siempre el PP; el cerebro del 11-M era alguien que quería apartarlos, precisamente a ellos, del poder.
Conviene recordarle que un Estado se debilita cuando se pone al servicio de intereses particulares y, sobre todo, cuando sus políticos gobiernan desde la ignorancia, imponiendo sus pretensiones, sin escuchar a los ciudadanos, que nos oponíamos entonces y ahora a las privatizaciones salvajes, a la invasión de Iraq y a la idea de que contra el terrorismo todo vale. Resulta muy difícil agradecerle los servicios prestados, pero los españoles de bien sí le agradeceríamos que guardase discreción y silencio.
LUIS FERNANDO CRESPO
Alcalá de Henares