El profesor
JOSÉ MILICUA ILLARRAMENDI (1921-2013) Historiador del arte
La mañana del pasado día 21 de mayo falleció en Barcelona, con 92 años recién cumplidos, el profesor José Milicua Illarramendi, uno de los más finos historiadores del arte de la España moderna. Nace en Oñate (Guipúzcoa) y se adentra en el mundo del arte y los objetos a través de su padre, Florencio, anticuario reconocido. Combina el amor al arte por la pasión por el atletismo y como recordaba Javier Portus su calidad de atleta era definida como “la zancada más elegante de Vizcaya”. Pasa en 1944 con la familia a Barcelona y estructura su mirada en la universidad donde se forma en historia con Jaume Vicens Vives.
Viaja a Italia en 1952 para ver
la gran muestra en Milán de Caravaggio y allí, por azar, conoce al gran crítico Roberto Longhi del que devendrá su único discípulo español. Aquel encuentro fue esencial en la carrera del joven Milicua porqué a través de Longhi se dedicó toda su vida a comprender el mundo que condensan los cuadros y explicarlo a través de equivalencias verbales de transcendencia poética inusuales en la historiografía artística española del momento.
Dedicó sus esfuerzos a Ribera, el pintor español que mejor atrapa lo italiano. Acompañó a Longhi en el que fue su último viaje a España en 1954, año en el que ve la luz su erudita guía Palencia monumental. Publicó a mediados de los cincuenta en revistas especializadas como Archivo Español de Arte y Goya en España y Paragone en Italia. Escribe sobre los grandes maestros españoles, Zurbarán, Paret y Goya especialmente, pero también los italianos como Cavallino. Es de referencia su hermoso artículo Observatorio de ángeles.
José Milicua ha difundido sus conocimientos especialmente a través de la docencia y del comisariado de exposiciones. Catedrático de Historia del Arte, fue profesor de esta disciplina en la Universidad Central y la Autónoma (1968-1970), director y catedrático de la Escola de Belles Arts de Sant Jordi (1975-1977) y catedrático emérito de la Pompeu Fabra (1992-1999). Entre sus muestras destacan la dedicada a El Greco y la reivindicación del modernismo catalán (1997) y Caravaggio y la pintura realista europea (2005), ambas para el Museu d'Art de Catalunya.
Desde 1993 es miembro del patronato del Museo del Prado y dedica su esfuerzo a asesorar al primer museo español. Entre sus grandes aportaciones sobresale el descubrimiento del San Jerónimo leyendo, de George La Tour y la adquisición de La resurrección de Lázaro, en venta pública, obras maestras de pinacoteca.
Las visitas a su piso de la Ronda Sant Pere quedarán grabadas en la memoria de generaciones de estudiosos. Un pasillo, de mosaico hidráulico y paredes decoradas con dibujos, conducen a un saloncito donde los libros son los protagonistas: llenan paredes, suelos y butacas como si el resto de los cuadros y muebles estuvieran a expensas de su reinado. Allí nos recibía el profesor Milicua con su carismática y seductora personalidad. En tiempos huérfanos de referentes allí aprendimos más a mirar un cuadro que en todos los años de carrera universitaria porque comprendimos a través de su conocimiento y singular vitalidad que arte y vida son una misma cosa.