La Vanguardia (1ª edición)

El extranjero se va

El compositor de ‘Le métèque’ fallece a los 79 años

- ÓSCAR CABALLERO

GParís. Servicio especial

iuseppe –o bien Yussef– Moustacchi murió la madrugada de ayer, después de haber estado ingresado en La Maison du Mineur, cerca de Niza, precisamen­te por su mal de minero, un enfisema irreversib­le. Pero Georges –por su maestro, Brassens– Moustaki, empezó a morir el 8 de enero del 2009, en Barcelona, cuando salió al escenario para disculpars­e: la enfermedad le impedía dar el concierto. El 14 de octubre del 2011 convocó a la prensa, en París, para ratificarl­o. Y en febrero pasado, en Nice Matin, última entrevista, insistió sobre la doble tristeza de no poder cantar ni viajar. Porque el creador de Le métèque (El charnego) declaraba no tener raíces, sino piernas. Y en moto, avión o barco recorrió medio mundo. Una sola condición: que sus trayectos incluyeran Francia, el Mediterrán­eo y Brasil.

Giuseppe Moustacchi nació el 3 de mayo de 1934, en Alejandría, Egipto, de padres griegos –“de Corfú, pero de lengua judeoitali­ana”– y creció en un ambiente cosmopolit­a, con ese italiano como lengua familiar, un poco de griego y el francés, “idioma elegido por mis hermanas y yo”.

El métèque personaje de su canción histórica escrita en 1966 pero publicada más tarde, gracias a mayo del 68, se decía isleño desde que en 1961 echó el ancla en la isla Saint Louis, centro histórico de París rodeado por el Sena. A su apartament­o se accedía al cabo de una empinada escalera. “Voy a París”, bromeaba, cuando dejaba su isla. Ese París “de cielos grises y edificios negros” que conoció en 1951, con 17 años, y en el que fue vendedor –“pero de libros de poesía”– hasta que le contratan como barman en un piano bar. Una noche canta Georges Brassens. Después conversan y Moustacchi encuentra nombre francés y vocación. “Me dijo que compusiera temas y los cantara. No sé por qué. Pura intuición”.

En 1956 nace su hija Pía, fruto de un breve matrimonio (en 1988 tendrá un segundo hijo, Laurent) y dos años después, surge el idilio con Edith Piaf, quien ya lo había puesto en órbita con el disco Edith Piaf chante Jo Moustaki. Para ella compondrá el luego inmortal Milord. Pero los caprichos y el

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