“Nuestro valor añadido es la calidad del producto y el servicio que ofrecemos”
Los orígenes de “Llorens ebenisteria” se remontan hasta el año 1847, fecha en la que Francesc Llorens creó un pequeño taller en el barrio Gótico de Barcelona, concretamente en la calle del Bou de la Plaça Nova, muy cerca de la Catedral, donde realizaba trabajos para el Obispado, la propia Catedral y también para el Banco de España. Para conocer más detalles sobre su evolución hemos hablado con su actual gerente, Jordi Llorens.
¿Qué actividades realizaba Francesc Llorens en aquel pequeño taller inicial? ¿Qué trayectoria ha seguido desde entonces la empresa?
Francesc Llorens destacó por sus trabajos de artesanía de gran calidad, como por ejemplo la restauración de las puertas de la Catedral de Barcelona que todavía hoy se pueden ver. En la década de los 40 el taller se trasladó a la calle de Sant Hermenegild, en una etapa en la que por ejemplo se realizó el encofrado de la obra Dona i ocell de Joan Miró, comenzando a trabajar para residencias particulares de la zona alta de Barcelona.
Más tarde se volvió a cambiar de ubicación hacia la calle Alts Forns, una zona más industrial, iniciándose una nueva fase con obras tan emblemáticas, como la Sala Parés y la Caixa dels Arquitectes de Barcelona. En 2003 ampliamos y modernizamos las instalaciones en el Polígono Gran Via Sud, con una superficie de 2.000 m2 y la incorporación de maquinaria robotizada, realizando obras como el mobiliario expositivo del Museo de la Naturaleza y el Hombre en Tenerife.
¿Cuáles son sus actividades actuales? ¿Con qué perfil de cliente suelen trabajar?
Realizamos trabajos de ebanistería a medida, para proyectos de interiorismo y arquitectura que exigen gran calidad y precisión, destinados a vivienda particular, edificios públicos y despachos de alta dirección. También hemos efectuado restauración de edificios singulares y tiendas de referencia. En definitiva, nuestro cliente es aquel que ama el producto que encarga, quien piensa en su hábitat diario, ya sea vivienda o despacho, como el lugar en el que pasa una cantidad de horas importante, por lo que vale la pena invertir en excelencia para que ese gasto se traduzca en calidad de vida.
¿Cuáles son sus principales valores diferenciales con respecto a otros competidores?
Nuestro valor añadido con respecto a la competencia es la calidad del producto y el servicio que ofrecemos, tanto a profesionales como a particulares. Para lograr esa calidad combinamos los métodos artesanales con las nuevas tecnologías, ya que nuestra trayectoria de más de siglo y medio nos aporta unos conocimientos de la tradición que se reflejan en la manera de trabajar, sin olvidar que en los últimos años hemos incorporado las tecnologías más innovadoras del sector, que unidas con los métodos tradicionales nos permiten mejorar el resultado final.
En cuanto al servicio, disponemos de una oficina técnica para desarrollar las ideas de arquitectos, interioristas y particulares, proporcionando siempre un trato de exclusividad y colaborando con ellos en la contratación de otros industriales auxiliares a nuestra actividad.
¿Qué objetivos se han marcado a corto y medio plazo?
Uno de los objetivos que nos propusimos hace unos años es lograr una reducción del coste del producto sin que se vea afectada la calidad, invirtiendo para ello en tecnología, puesto que si el nivel cualitativo se viera mermado estaríamos traicionando nuestra filosofía. Aunque hemos trabajado en las principales capitales europeas a través de nuestra propia gestión, también tenemos como meta la participación y colaboración con profesionales independientes y empresas establecidas en el exterior.