La Vanguardia (1ª edición)

La embestida de Aznar sitúa a Rajoy en el centro del espacio político

Las relaciones entre el expresiden­te y el actual jefe de Gobierno no han sido buenas desde la derrota del 2004 frente a Rodríguez Zapatero

- Enric Juliana Madrid

Las críticas declaracio­nes de José María Aznar hacia Mariano Rajoy han provocado una gran convulsión política. En primer lugar, han reubicado a Rajoy en el centro del tablero, entre un sector duro que encarnaría Aznar y la oposición socialista. También son el relato de las tensas relaciones entre Aznar y Rajoy, que se enfriaron después del 2004.

Primer diagnóstic­o sobre la embestida Aznar. Al habla una personalid­ad de la transición, que ejerció cargos de responsabi­lidad con Adolfo Suárez y que hoy se halla retirada de la política: “Estoy inquieto. Algo de lo que ha ocurrido esta semana me recuerda el inicio de la crisis de Unión de Centro Democrátic­o. Empezaron a atacar a Adolfo Suárez desde el flanco derecho, acusándole de ser demasiado centrista. Primero atacaron unos, después otros, después otros, hasta dejarle aislado. Evidenteme­nte, el Partido Popular del 2013 no es la UCD de 1980. El PP es un partido muchísimo más compacto y disciplina­do. Y la situación de fondo no es la misma. Entonces estábamos muy mal, pero había ilusión y horizonte. Ahora estamos mal, con una sociedad más acolchada materialme­nte, pero sin horizonte claro. Creo que la embestida de Aznar desplaza a Rajoy al centro. Y eso favorece al presidente, porque en el centro aún se siguen ganando las elecciones. ¿Qué hará ahora Aznar? ¿Seguirá con su discurso? ¿Dará otro paso? ¿Callará? A corto plazo, el problema lo tiene quien ha lanzado un ataque tan furibundo. Mi conclusión, por el momento, es esta: Aznar ha centrado a Rajoy”.

Segundo diagnóstic­o. Un atento observador de la actualidad madrileña, que sin ser aznarista al cien por cien simpatiza con la toma de posición del ex presidente: “El Gobierno cometió un gravísimo error de comunicaci­ón al dibujar un horizonte catastrófi­co el 26 de abril durante la presentaci­ón del cuadro de previsione­s económicas 2013-2015. No se puede gobernar España sin ofrecer esperanza. Creo que aquel día se cargaron la legislatur­a. No les pido que mientan, les pido un mensaje proactivo. El Partido Popular está perdiendo el afecto de sus votantes y es objeto de opas en zonas muy importante­s del país. En Madrid le está comiendo terreno UPyD. En Catalunya, Ciutadans, como ya comenzó a quedar claro en las elecciones de noviembre. En el País Vasco –quién lo iba a decir–, le come el terreno el PNV, que ahora actúa en clave conservado­ra: baluarte del concierto foral en pleno debate sobre Catalunya y dique de contención de los abertzales y de sus experiment­os en Gipuzkoa. En Valencia, lo más seguro es que el PP

Mientras el PSOE se mueve a la izquierda, Aznar decide apretar por la derecha Aznar tiene ahora un problema de guión: ¿dar otro paso, callar, esperar un tiempo...? Tres son los focos críticos: Gürtel, el caso Bárcenas y el bajón del bipartidis­mo

pierda la mayoría absoluta y se vaya a un tripartito en el que destacaría Compromís, el partido valenciano en alza. Poca broma, la base electoral del centrodere­cha se está cuarteando. El PP está perdiendo el afecto de sus votantes y llega un momento en que esos procesos son irreversib­les. Aznar no sólo está irritado por la gestión del caso Bárcenas, que considera equivocada, y por esas palabras que dijo la señora Cospedal: “Que cada palo aguante su vela”. Aznar ve la situación de fondo y ha querido lanzar una advertenci­a a tiempo. Es verdad, Aznar no cae nada simpático a mucha gente. No tiene la prensa a su favor. Pero el mensaje ha llegado a los votantes del Partido Popular. Y los votantes lo han entendido”.

Tercer diagnóstic­o. Un analista de larga experienci­a profesiona­l, que acaba de elaborar un informe de circulació­n restringid­a sobre la última encuesta del CIS. “Es un momento muy complicado para las encuestas. Hay mucha desafecció­n y no es fácil acertar en las hipótesis de intención de voto, como ya se vio en las elecciones catalanas de noviembre. Pero las encuestas del CIS siguen siendo las mejores. Aunque discrepes de sus estimacion­es, sus datos de campo siempre son muy buenos. Después de leer el barómetro de abril, mi conclusión es que estamos ante una nube de ira social. El bipartidis­mo se está descomponi­endo en España: la intención de voto de PP y PSOE apenas supera el 65%. En las últimas elecciones generales de noviembre del 2011 ambos partidos sumaron el 73%. El PP está sufriendo un gran desgaste. Hay que prestar atención a las tripas de la encuesta. En la tabla de in-

tención más simpatía del PP se halla en el 16%, prácticame­nte la mitad que en enero del 2012, al inicio de la legislatur­a (31,9%). Todo parece indicar que el PP está perdiendo apoyos entre las generacion­es activas de entre 45 y 64 años, la gente que sostiene las economías familiares y paga hipotecas; entre la gente con estudios universita­rios; entre pequeños empresario­s, agricultor­es, técnicos y cuadros medios; también entre los parados. Pierde gas en las clases medias y entre los obreros que había logrado atraer. Pierde los electores más centrados y menos afirmados ideológica­mente. Este es un dato importante. El problema del PSOE no se limita a su estancamie­nto. El problema de los socialista­s es que su electorado se está transforma­ndo: aumentan sus apoyos entre los menores de 35 años, las personas con bajo nivel de estudios, obreros no cualificad­os y estudiante­s. En pocas palabras, su base se está radicaliza­ndo. El PSOE se aleja

En las entrañas del barómetro del CIS se aprecia un fuerte desgaste del PP Algunos analistas hablan de “nube de ira social” sin precedente­s

del centro social. UPyD e IU suben, sí, pero no absorben todo lo que pierden PP y PSOE. Nos esperan dos años muy complicado­s”.

Cuarto diagnóstic­o. Un analista electoral de Valencia con el ojo puesto en Madrid. “En estos momentos la corriente al alza es la abstención, que se sitúa en una cota superior al 45%. Algo se está rompiendo. Hay ruptura generacion­al y ruptura transversa­l. Los partidos pequeños ya no suben más; subían hasta hace unos meses, pero ya no absorben todo el descontent­o. Es el momento idóneo para un Beppe Grillo, que no existe en España. Las elecciones europeas serán tremendas”.

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EFE / ÁNGEL DE ANTONIO / ABC / EMILIA GUTIÉRREZ Días convulsos. Mariano Rajoy arrancó la semana aún bajo los efectos del fugaz paso de Blesa por prisión, para afrontar de inmediato la sacudida de la entrevista de Aznar en Antena 3. Aún así, sus compromiso­s en Bruselas y Cali, donde asistió a la...
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