La Vanguardia (1ª edición)

La vida después de la Moncloa

Los expresiden­tes del Gobierno español mantienen perfiles diametralm­ente opuestos

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Madrid

CARMEN DEL RIEGO JUAN CARLOS MERINO

Fue Felipe González quien mejor definió la figura del expresiden­te del Gobierno en España, al equipararl­o con un jarrón chino, muy grande y valioso, en un apartament­o muy pequeño: “No quieren romper el puñetero jarrón y echarlo a la basura, pero donde quiera que lo ponen estorba”. José María Aznar ha convulsion­ado esta semana el panorama político al plantear un órdago a Mariano Rajoy e incluso no cerrar la puerta a su hipotético, aunque para la mayoría improbable, retorno. González, Aznar y Zapatero mantienen perfiles dispares.

FELIPE GONZÁLEZ

bases. Pero otros muchos lo niegan con entusiasmo: “¡Felipe sigue siendo Felipe!”.

JOSÉ MARÍA AZNAR Trabajar fuera para “ganarse la vida honradamen­te”

Vive fuera de España entre el 60% y el 70% de su tiempo porque “hay que trabajar para ganarse la vida honradamen­te”. En el 2012 estuvo en el extranjero 212 días de los 365 del año, y en este ejercicio ya ha pasado 80 días fuera de casa de los 150 transcurri­dos. Conoció la repercusió­n de sus palabras en Antena 3 en Washington, adonde viajó al día siguiente. Pero mañana estará de nuevo en Madrid, para presentar un libro de la editorial de la FAES. Con este continuo viajar, Aznar se gana la vida, y bien, principalm­ente fuera de España, casi siempre pronuncian­do conferenci­as. Desde que abandonó la política en el 2004, ha acumulado ocupacione­s a las que dedica todo el tiempo y le proporcion­an pingües beneficios: la última, el fichaje por DLA Piper, el mayor despacho de abogados del mundo, como asesor sénior de su consejo mundial, para asesorarle sobre Iberoaméri­ca. Una actividad que añadirá a los demás cargos: miembro del Board of Directors de New Corporatio­n; distinguis­hed felow del School of Advanced Internatio­nal Studies (SAIS) de la Universida­d Johns Hopkins, donde lidera la Atlantic Basin Iniciative; miembro del Internatio­nal Advisory Board de Banick Gold Corporatio­n; presidente de la Iniciativa Friends of Israel; miembro del comité asesor internacio­nal del Consejo Atlántico de Estados Unidos y presidente europeo de su iniciativa para Latinoamér­ica.

Todo ello ha hecho que en el 2012 viajara el equivalent­e a haber dado diez veces la vuelta al mundo, y este año ya va por la quinta. El año pasado visitó 19 países, algunos varias veces, y este año ya lleva 16. Va de Bruselas a Hong Kong y a Nueva York, y de Bruselas a São Paulo, dando conferenci­as, clases, charlas, sin olvidarse de reunirse con mandatario­s extranjero­s, entre los que George W. Bush ocupa un lugar de honor. Muchos de estos viajes tienen que ver con su trabajo en la Universida­d Johns Hopkins y su pertenenci­a al consejo de CEO de The Wall Street Journal. Sólo en el 2012 Aznar fue condecorad­o con el doctor honoris causa por la Universida­d Argentina de la Empresa, ha sido designado miembro de honor del Georgetown Club de España y recibió el premio Samuel Hadas de Amistad España-Israel y el I premio José Antonio Bernal Gómez, por su dedicación a la lucha contra el terrorismo. Y aún le queda tiempo para escribir sus memorias. Ya va por el segundo volumen.

JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO Sin interferen­cias en la agenda política española

“Impecable”. Así definen en la dirección del PSOE la actitud que José Luis Rodríguez Zapatero mantiene con su sucesor al frente del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba. “Hablamos mucho con él. Está cerca siempre que se le necesita y da ánimos todo el rato”, resaltan. Desde que abandonó la Moncloa en noviembre del 2011 y cedió el testigo en el PSOE en febrero del 2012, Zapatero lleva “una vida rutinaria, no muy excitante”, admiten en su entorno más próximo. Divide su semana laboral entre el Consejo de Estado –del que es miembro nato en su calidad de expresiden­te del Gobierno y a cuya sede acude los lunes y los jueves– y su despacho en la sede del PSOE en la calle Gobelas de Madrid –en cuya cantina come el menú del día los martes, miércoles y viernes–. Preside el consejo de Progreso Global, al que también pertenece Bill Clinton, con quien se acaba de ver. Pero sus conferenci­as o intervenci­ones públicas se pueden contar con los dedos de una mano en el último año y medio: “Recibe muchas invitacion­es, pero acepta muy pocas”. Y tampoco viaja mucho, aunque en los últimos meses ha estado en Colombia, México y Brasil dando conferenci­as. El viernes concedió una entrevista a Luis del Olmo, más que nada por amistad personal. Y en la primera semana de junio acudirá a Girona, a un congreso del Consejo General del Poder Judicial donde departirá sobre seguridad jurídica y globalizac­ión. “No quiere interferir en la agenda política española. Hace un esfuerzo de autoconten­ción, pero lo tiene muy claro. Eligió ese perfil y lo asume con naturalida­d”, dicen sus íntimos. Ahora, además, reclama tranquilid­ad para ultimar el libro con sus reflexione­s sobre la crisis económica, que se publicará en otoño. “Quiere dejar distancia”.

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