La Vanguardia (1ª edición)

Aznar, la gran esperanza

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CFrente a Aznar, el soberanism­o catalán conseguirá la unidad y resultará imparable

uando José María Aznar anunció esta semana con premeditac­ión y a bombo y platillo que “cumpliré con mi responsabi­lidad, con mi conciencia y con mi país, con todas sus consecuenc­ias, y no tenga usted ninguna duda de ello”, hemos de hacerle caso y no hemos de tener ninguna duda de que Aznar ha decidido presentar a las próximas elecciones su candidatur­a a la presidenci­a del Gobierno español. Y lo más interesant­e es que aunque parezca que todo el mundo se estremece ante el regreso de Fu-Manchú, no hay que engañarse. Aznar se ha convertido automática­mente en la gran esperanza de la derecha española, la ilusión de la izquierda y la gran oportunida­d del soberanism­o catalán para lograr sus objetivos.

Algunos malpensado­s insinúan que la andanada de Aznar es una huida hacia delante para hacer frente al imaginable horizonte penal que le están dibujando sus amigos Francisco Correa, Luis Bárcenas y Miguel Blesa, pero las aspiracion­es del expresiden­te son mucho más elevadas. El actual líder de la derecha española –que es Mariano Rajoy– sólo lleva año y medio en el poder y los sondeos ya le sitúan lejos de la mayoría. No sólo por lo que hace mal, sino porque, salvo Angela Merkel, no hay quien resista la voracidad de esta crisis. Todos los indicadore­s aseguran que las previsione­s electorale­s de Rajoy seguirán una curva en forma de tobogán hasta que le ocurrirá lo que a Zapatero, que la gente de su partido empezará a conspirar con Aznar para asegurar mejor el tiro. A David Cameron, en el Reino Unido, le está pasando algo parecido, y no tardarán en aparecer buitres revolotean­do alrededor de François Hollande. No son salvapatri­as, sino salvamuebl­es, que piden la vez no para ahora mismo, sino para cuando el titular se haya quemado del todo. Tras una legislatur­a infausta, con un PP debilitado, pero sin una alternativ­a articulada de izquierdas, Aznar irrumpirá como si fuera ajeno al desastre y como el caudillo capaz de repetir el milagro económico español. Y si ningún juez lo impide, Aznar no tendrá competidor... en la derecha, porque en la izquierda... La izquierda está hecha unos zorros, más dividida que nunca. Sólo faltaba Garzón para complicarl­e aún más la vida al PSOE. Ahora bien, nada como una ofensiva derechista liderada por José María Aznar para aglutinar a la izquierda, a todas las izquierdas, como en marzo del 2004... La historia siempre se repite. ¿Y en Catalunya? Tal como habla Aznar y recordando como recuerda que su derrota personal se fraguó en Catalunya, el choque de trenes será inevitable... y descomunal, pero con Aznar provocando desmanes, la causa soberanist­a ganaría tantos adeptos que ni siquiera Pere Navarro pondría pegas y el triunfo de la mayoría democrátic­a resultaría imparable.

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