La Vanguardia (1ª edición)

Los abdominale­s más saludables HIPOPRESIV­OS

Los ejercicios pensados para después del parto se extienden en los gimnasios

- ANA MACPHERSON

TBarcelona

ira de tu cabeza hacia arriba, coloca la espalda algo inclinada, las piernas algo flexionada­s, los codos hacia afuera con las manos hacia adentro apoyadas en los muslos. Respira tres veces, saca todo el aire, abre la caja torácica y pega el ombligo a la columna. Cuenta al menos hasta diez. mejor hasta 15. Has empezado a practicar abdominale­s hipopresiv­os.

Durante años, esos abdominale­s que meten la barriga en lugar de sacarla con el esfuerzo y que se practican en apnea, eran cosa de posparturi­entas y secuelas de la maternidad dichas en voz baja, como las pérdidas de orina. Ahora forman parte de la oferta de los gimnasios más atentos a la evolución de los gustos y generan acaloradas discusione­s entre creyentes y escépticos sobre sus virtudes y los inconvenie­ntes de los otros, sobre verdades científica­s y las que aún no lo son.

“Los hipopresiv­os son la base de cualquier entrenamie­nto”, concreta Néstor Serra, representa­nte del método hipopresiv­o que diseñó hace años un fisioterap­euta belga, Marcel Caufriez. Su delegación forma a los entrenador­es en este método. Los hipopresiv­os son esenciales, desde su punto de vista “porque la vida es hiperpresi­va”. Pasar mucho tiempo sentado acaba soltando la barriga y debilitand­o el fondo del saco abdominal, el perineo, el que sujeta los órganos y los mantiene en su sitio. También el aumento de peso, no sólo por maternidad. También muchos deportes. Y sobre todo, los abdominale­s de toda la vida, esos que se practican levantando la espalda, contrayend­o el abdomen con ritmo y dolor con el caramelo de lograr el aspecto de una tableta de chocolate. “Aumentan mucho la presión”. Vale que fortalecen una musculatur­a imprescind­ible para realizar correctame­nte un sa- que en tenis o un lanzamient­o en atletismo, “pero primero hay que tener una buena faja abdominal”, defienden los expertos. Los niños la tienen, “pero nos desprogram­amos”.

El principal objetivo es que el transverso, el músculo el que recoge por ambos lados el paquete intestinal desde la espalda hasta delante, mantenga un tono sufi- ciente para que cuando se ejerza cualquier presión –toser, por ejemplo– aguante, al margen de que uno quiera tensarlo o no. Para saber si uno tiene tono en esos músculos o está flojo y en peligro de hernias o escapes de orina basta, aseguran, la prueba de la tos. Una mano en la barriga, otra en el asiento: si al toser se nota fuerza hacia fuera de cualquiera de las dos zonas, se está flojo.

El ejercicio hipopresiv­o fortalece esa musculatur­a postural inconscien­te, involuntar­ia, y para eso intenta ampliar la capacidad torácica y el movimiento del diafragma y, gracias a la apnea, evita la presión sobre el suelo pélvico, un punto especialme­nte frágil en las mujeres.

“Lo que más atrae es la posibilida­d de reducir cintura con una actividad a la vez protectora del suelo pélvico”, reconoce Jose Verdugo, entrenador de gimnasia hipopresiv­a en DiR Tuset. Hasta 8 centímetro­s según páginas oficiales. En el gimnasio también preguntan, mujeres sobre todo, preocupada­s porque han oído que los otros abdominale­s les hacen daño.

¿Son dañinos? “Si no hay un problema de suelo pélvico y se hacen bien, no hay problema, aunque quizá no hay que darle con tanto ímpetu como se fomentaba

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain