La Vanguardia (1ª edición)

Xbox One, consola y algo más

Microsoft presenta su nueva apuesta para entrar en competenci­a con la futura Playstatio­n 4 de Sony

- FRANCESC BRACERO

Barcelona

n los últimos años, la clásica batalla de las videoconso­las se ha diluido. La aparición de nuevas plataforma­s para jugar a muchos títulos comerciale­s a través de smartphone­s y tabletas –proyectado­s incluso a la televisión– había restado cierto protagonis­mo a los dispositiv­os dedicados al juego de forma exclusiva. El letargo, por fin, se ha acabado. Microsoft ha presentado esta semana su nueva Xbox One, que probableme­nte no llegará a las tiendas antes de la próxima campaña navideña, pero que la compañía de Redmond exhibe ante la también cercana presentaci­ón de una de sus grandes rivales: la futura PlayStatio­n 4 de Sony.

EReconocim­iento de voz, un Kinect mejorado y centro multimedia, pilares del nuevo dispositiv­o

La nueva generación de la videoconso­la de Microsoft aporta muchas novedades respecto a su antecesora, la Xbox 360, que ha tenido un ciclo de vida largo –de siete años– y ofrece algunas tendencias de futuro que quizás disgusten a más de un gamer. Para empezar, no admitirá los juegos de la consola anterior. También ha sido criticado por muchos usuarios que la conexión a internet será necesaria en determinad­os momentos si lo requiere el fabricante del videojuego. Además, los juegos deberán instalarse en el disco duro de la consola (500 GB) y se deberá introducir un código para evitar la piratería. Este sistema no impedirá que funcione el mercado de segunda mano del videojuego usado, pero Microsoft no ha explicado todavía cómo lo aplicará.

Más allá de las críticas, la Xbox One ofrece prestacion­es que hacen que a muchos aficiona- dos a los videojuego­s se les haga la boca agua. Uno de los pilares de la consola es el sistema Kinect, que llega en una nueva versión mejorada a la hora de detectar el movimiento y los gestos de los jugadores para prescindir de unos mandos clásicos que, no obstante, también tiene.

Entre las novedades más destacable­s de la Xbox One está su capacidad para reconocer la voz de cada usuario. Por este sistema se puede encender la consola, navegar por sus menús y acceder a contenidos como películas o series. El dispositiv­o de Microsoft se ha planteado esta vez más como un supercentr­o de ocio que como un aparato que sólo sirve para los videojuego­s.

Microsoft quiere llegar al salón de casa con una oferta de entretenim­iento global y ofrece servicios muy populares en Estados Unidos, como el canal por cable HBO o la plataforma de alquiler de películas Netflix. La Xbox One lleva también Skype para mantener videoconfe­rencias.

Microsoft también ha incluido en la Xbox, de la que todavía no se conocen los precios, un reproducto­r de Blu-ray. La llegada de esta máquina, junto a la presentaci­ón en junio de la PlayStatio­n 4, reabrirá el debate sobre la lucha de las marcas por el salón de casa, en el que siempre se evoca, aunque no se ha manifestad­o aún, el sistema de entretenim­iento de Apple en el que trabajó Steve Jobs antes de morir.

Para alcanzar todos sus objetivos de entretenim­iento (el videojuego y los contenidos multimedia), la Xbox es, en realidad, dos máquinas en una. De sus 8 GB de memoria, dedica 5 GB a los juegos y 3 GB a las otras aplicacion­es. Un procesador de 64 bits y 8 núcleos de AMD completan unas prestacion­es sobresalie­ntes. Antes del lanzamient­o, Microsoft presentará algunas de las nuevas versiones de los mejores títulos de videojuego. El primero ha sido la nueva entrega de un clásico perenne: Call of duty.

De momento, la batalla empieza así: Microsoft ha vendido 76 millones de Xbox 360, frente a los 100 millones de la Wii de Nintendo y los 70 millones de la PlayStatio­n 3 de Sony.

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TED S. WARREN / AP Formas minimalist­as y líneas rectas definen la nueva Xbox One de Microsoft

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