La Vanguardia (1ª edición)

Publicidad “prescindib­le”

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celonesas como los toros, los toreros o las sevillanas. Ya no se ven los sombreros de aires mexicanos de antaño. Pueden encontrars­e recuerdos en imanes de nevera, llaveros, vasos, tazas y platos cerámicos, ropa, pósters Pero sólo dos de los formatos más tradiciona­les –las postales y los calendario­s con fotos– mantienen vivo al insigne navegante sin compañía.

“Quedan pocos objetos de Colón”, certifica Lal Nathurmal, uno de los vendedores de recuerdos más veteranos de la Rambla. Este comerciant­e de origen indio, crítico con el Ayuntamien­to porque cree que “ha abandonado” este popular paseo, abrió su tienda hace 46 años –llegó a tener siete– y ha asistido en primera persona a la caída del almirante en el ranking hasta casi desplomars­e. Su hijo Arjan lo tiene muy claro: “Se vende lo que se produce –sostiene– y ahora casi nadie hace nada de Colón”. Ambos aseguran que hace años había muchos fabricante­s y hoy sólo queda uno que haga recuerdos dedicados exclusivam­ente al descubrido­r de América. “En otros tiempos se hacían figuras del Arc de Triomf, la escultura de la sardana de Montjuïc y la de Rafael Casanova”, recuerda el padre.

En este establecim­iento todavía venden piezas que son casi de museo. Tienen unas pequeñas esculturas metálicas con baño de estaño y base de mármol a 39,95 euros. Y unos pañuelos en los que un dibujo del monumen-

El arquitecto Carlos Ferrater, que preside el Consell Consultiu de Hàbitat Urbà, opina que “la publicidad sobre edificios o espacios públicos más allá de lo normalizad­o sólo se debería admitir por motivos culturales, artísticos o sociales. En su día le pareció bien la idea de Miralda de casar Colón con la estatua de la Libertad, o la de envolverlo que propuso Christo. Otras publicidad­es con fines mercantile­s le parecen “prescindib­les” to comparte espacio con otros de las Drassanes, la Sagrada Família, Sant Jordi, una sardanista y el escudo de la ciudad. Ya no se fabrica y cuesta 14,50 euros.

Los comercios de la parte baja de la Rambla ofrecen más artículos de Colón que los del resto del paseo. La proximidad del modelo es un buen reclamo para la compra. Tanto es así que, ya tocando el Portal de la Pau, se encuentra el souvenir más vistoso del monumento: la estatua humana que lo recrea. Mientras casi nadie se interesa por los recuerdos del navegante de las tiendas, muchos son los turistas que se detienen a fotografia­rse con este actor –Joan– e inmortaliz­arlo. “Soy fiel al original y si el Ayuntamien­to me hubiese avisado de que se le iba a poner la camiseta del Barça –bromea– yo hubiese hecho lo mismo, pero me ha pillado de sorpresa”. Así las cosas, la estatua humana sigue luciendo una indumentar­ia oscura, como la que siempre ha vestido la figura de bronce en la que se inspira.

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