Símbolos en camiseta
Las argucias de la publicidad en busca de visibilidad e impacto social son infinitas. Es por tanto comprensible la corriente de opinión que tiende a ponerles coto. A pocos les hubiera parecido mal vestir con la camiseta del Barca, pongamos por caso, a Copito de Nieve. La principal razón para no hacerlo es que, a día de hoy, esa foto del simio albino con la equipación que viste Messi no le hubiera hecho un favor ni a Copito (o lo que queda de él) ni al Barça. Pero si habláramos de otro símbolo barcelonés –y muy querido, sin duda, por los jugadores barcelonistas– como es la virgen de la Mercè, probablemente la idea de vestirla de futbolista y, a continuación, fotografiarla, hubiera molestado a más de uno. (Yo también pido disculpas anticipadas por si situar a ambas figuras en el mismo plano hiriese susceptibilidades. En mi descargo diré que los símbolos ciudadanos son de muy diver-
Colón está para lo que sea y es muy buen candidato para este tipo de operaciones
sa índole). La cuestión está pues en si consideramos que algunos símbolos se prestan al juego y otros, simplemente, juegan en otra división. A mi modo de ver, Colón está para lo que sea y es muy buen candidato a este tipo de operaciones. Por varios motivos. Vive en lo alto de su columna y es muy visible. No va a protestar. La operación tiene un efecto subliminal, puesto que reafirma oblicuamente la teoría de la catalanidad del navegante genovés. Y, de paso, tras el 7-0 del Bayern, tiene efectos balsámicos, puesto que evoca una final de Wembley en la que los genoveses de la Sampdoria fueron derrotados por el Barça. Si además de todo eso es cierto que el patrocinador de la camiseta del Barça ha pagado más de 100.000 euros por la broma, debo decir que por esa suma yo también me pondría la camiseta del Barça. E incluso la del Espanyol, si este equipo, en lugar de protestar por la afrenta que supone que Colón sea culer y no perico, decidiera desprenderse de 100.000 de sus mejores euros para vestir al descubridor de América con sus colores.