Las casas reales se ha
Las monarquías europeas disponen en mayor o menor medida de e
JAVIER ORTEGA FIGUEIRAL
El pago de 12 libras esterlinas, unos 14 euros, permite a cualquier ciudadano visitar con detalle el icónico yate Britannia, antiguo barco de recreo y representación de la reina Isabel II. Desde que fue retirado del servicio en 1997, este buque de 126 metros de eslora se ha convertido en un lucrativo negocio turístico y también en cotizado espacio para organización de actos, presentaciones o cenas privadas en el puerto de Leith, en Edimburgo. En los últimos años la construcción de un nuevo yate real ha sido un tema recurrente en Gran Bretaña, aunque no hay planes a corto plazo.
En Noruega, el rey Harald V es propietario de un estilizado buque de 80 metros regalado por los ciudadanos a su abuelo, Haakon VII, en 1947. El Norge suele pasar los inviernos amarrado en el puerto de Oslo, con una tripulación de 20 personas dedicadas a su cuidado. El yate se activa a partir del mes de mayo, con una dotación de 54 marineros y oficiales, todos ellos miembros de la marina noruega, institución encargada de su operación, mantenimiento y coste.
En Dinamarca, el Dannebrog tiene prácticamente la misma eslora que el yate noruego, aunque es algo más antiguo. Desde 1972 es el barco de Margarita II. Durante su larga historia ha hecho escala en todos los puertos del país y en los de sus dependencias: Groenlandia e Islas Faroe. La Marina Real Danesa otorga al yate el numeral A450, al estar bajo su responsabilidad.
Al lado de los buques anteriores, el perteneciente a la casa real holandesa es casi de juguete, se llama Groene Draeck (dragón verde) y es un velero de 15 metros regalado a Beatriz de Holanda cuando cumplió 18 años. Durante todo este tiempo, la anterior reina y el nuevo rey han navegado con frecuencia en el barco, también a cargo del Ministerio de Defensa, aunque en el 2010 la casa de Orange asumió una parte de sus gastos fijos.