La Vanguardia (1ª edición)

Belleza, entre amor y odio

LA FRASE El público admira y detesta, entre otras, a actrices como Gwyneth Paltrow o Anne Hathaway

- JOSEP SANDOVAL

Confesione­s del humorista manchego en una entrevista concedida a Efe

Barcelona

Un reputado director cinematogr­áfico y publicitar­io barcelonés ha rematado un conocido dicho muy popular en el mundo del cine. Por los problemas que ocasionan, se suele pronostica­r que si no quieres problemas, no hagas películas con niños ni con perros. A lo que él añade “...ni con Gwyneth Paltrow” tras el malestar que causaron sus escasos días de rodaje barcelonés. Líos, caprichos, un cierto desprecio hacia todo el entorno, desatenció­n y todo tipo de lindezas acerca de la actriz. Por otra parte, cuando tiene una cámara delante, suelta la sonrisa de americana buena, habla en castellano recordando a la familia de Talavera de la Reina que la acogió mientras estudiaba el idioma. “Mi papá español, mi hermana española, el jamón de Jabugo...”, suele soltar la chica con la mejor de sus (estudiadas) sonrisas. Luego, cuando se apaga el foco, almacena en el disco duro el rollo amable y recupera su manera de ser. Otro director cuenta la afición de Gwyneth por el teléfono móvil: es su arma de desconexió­n constante entre dos tomas. Eso en el ámbito privado, que en general su impopulari­dad puede llegarle por su actitud, desde su relación con los paparazzi

Madonna y Nicole Kidman son mujeres espectacul­ares que son envidiadas tanto como odiadas

hasta la publicació­n de su segundo libro de cocina, It’s all good (todo es bueno). Si el primero era un compendio de cocina pija, empezando por el título, My father’s daughter –(hija de mi padre), de papá hubiera sido mejor–. Todo es bueno es un compendio bajo en calorías para alimentar hasta los más pequeños, como sus hijos, Apple, de nueve años, y Moses, de siete. El libro ha levantado polémica porque muchos consideran inadecuado limitar la alimentaci­ón en épocas de crecimient­o, aunque no ha sido censurado en círculos médicos. Por su actitud, su manera de ver la vida y la elección de sus películas (de las románticas a las provocador­as, pasando por las alimentici­as), han elaborado una red antigwynet­hpaltrow que cuenta cada día con más adeptos.

Si quieren aumentar su odio hacia la actriz, consulten el libro y verán cuan pija es: “El pescado mejor es el que pesco frente a mi casa de verano”, o consulten su página www.goop.com, donde recomienda fundas para iPad de Valentino, joyas de no menos de 1.200 euros y bikinis como los de Rihanna para niñas de cuatro años. Rematadame­nte, una pija de cuidado.

Como el carácter no tiene por qué estar reñi- do con la belleza ni el glamur, mientras la revista Star la situaba en cabeza de las mujeres más odiadas, People la elegía la más sexy. Lo uno y lo otro confluyen en el estreno de Iron Man III, donde apareció con un vestido lleno de transparen­cias de Antonio Berardi por el que las señoras podrían detestarla y los señores quedar embobados.

Las redes sociales ayudan mucho a conocer (o no) a las estrellas. Después de los paparazzi son las que facilitan más informació­n sobre ellas, aunque de otro modo. Mientras los primeros nos transmiten puntos negativos, Twitter, Instagram, Facebook y similares, escritos por las estrellas, o sus asesores o sus managers, ofrecen la parte positiva. Saquen el promedio y si les apetece, valoren. Es el modo en que las estrellas de hoy resuelven sus enigmas.

Antes una estrella era un enigma en sí misma y no se desvelaba hasta años después de su muerte. Hoy no dejan nada al azar. Las ves desnudas en la gran, enorme, pantalla. Y sus interiores salen en la red. Así Anne Hathaway pasó de ser Princesa por sorpresa, cursi donde las hubiere, a la sufrida asistente de una sosias de Ann Wintour, la editora del Vogue es-

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