Kowasa Gallery dedica una exposición a la infancia
Abraham Lacalle expone paisajes coloristas y amenazados
Barcelona
Kowasa Gallery dedica una exposición fotográfica al tema de la infancia. Su título, Just kids, es un guiño al libro autobiográfico que la cantante y poeta Patti Smith dedicó a su amigo Robert Mapplethorpe y sugiere que la infancia es algo más que una edad cronológica. Sería entonces, además, un estado de ánimo posible todavía en otras edades posteriores, una plena disponibilidad para ciertas cosas, entre ellas el juego, la alegría y la ensoñación, y también una especial capacidad para disfrutar del momento con inocencia, sin el lastre de esos miedos que aparecen con las obligaciones, responsabilidades y previsiones de la edad adulta.
La galería puntualiza que la selección de imágenes que presenta reúne “fotografías de niños vistos a través de los ojos de adultos que son como niños”. Esos adultos que no han perdido su infancia se llaman, por ejemplo, George S. Zimbel o Willy Ronis, dos de los fotógrafos mejor representados en esta muestra, donde sólo se echa en falta alguna foto de Helen Levitt y de Doisneau. Otros fotógrafos seleccionados son Edouard Boubat, Henri CartierBresson, Bernard Plossu, Jaroslav Rössler y Josef Sudek, entre los extranjeros; Gabriel Cualladó, Carlos Pérez-Siquier y Manuel Sonseca, entre los españoles, y Francesc Català-Roca, Joan Colom, Ramon Masats, Oriol Maspons y Xavier Miserachs, entre los catalanes.
Todas las fotos (medio centenar) forman parte del archivo de Kowasa, que incluye más de 1.500 fotografías, la mayoría de las cuales tienen una carácter humanista y, más allá de su valor formal, centran su atención en la condición humana, en sus diferentes situaciones y manifestaciones. Se trata de una co- lección que tiene valor considerada en la historia de la fotografía y en la historia social. La selección Just kids incluye algunas sorpresas, entre las que destacaré las dos excelentes composiciones de un autor poco conocido y reivindicable: Ramón Carné. Y, por otros motivos, los reportajes de Ignasi Marroyo sobre las chabolas del Somorrostro –donde ahora se encuentra la Villa Olímpica– y de Esteve Lucerón sobre La Perona. Kowasa Gallery. Mallorca, 235. Hasta el 3 de agosto.
El título de la exposición recoge una expresión cuyo origen es el nombre de una serie de televisión que resultaba bastante graciosa allá por los años 60 del siglo pasado: El túnel del tiempo. Pero el viaje al pasado al que alude Lacalle no es tan gracioso. Significa el regreso a un pasado indeseable, una regresión posdemocrática a una etapa predemocrática, a las miserias materiales y morales propias de toda dictadura. Los óleos de este artista andaluz –nacido en Almería en 1962– no tienen sin embargo un aspecto de arte político, sino de reflexión ecologista y de aventura sobre todo pictórica. Las alusiones sociales son oblicuas, en forma de humo que ha empezado a quemar un bosque de colores vivaces, o de árboles muertos que son el indicio de una destrucción antinatural de lo mejor del presente. Marlborough Barcelona. València, 284. Hasta el 12 de junio.
Abraham Lacalle.