El arte es necesario para vivir, sí
Rosa Martínez culmina con la exposición ‘Qué hacer’ su lectura de la colección de la Fundació La Caixa
Barcelona
Una mujer camina por una cuerda floja tensada sobre la línea del horizonte. La imagen, bella y sugerente, tiene como escenario la playa de las Bahamas donde creció Janine Antoni, la artista que parece avanzar sobre el mar, sin perder el equilibrio y con la mirada puesta en el infinito. El vídeo se titula Touch (Toque, 2002) y “es una gran metáfora de la condición humana: de los esfuerzos y de la necesidad de tener un horizonte y de caminar con paso firme sobre él; de que, al igual que esa cuerda sobre la que camina, el equilibrio perfecto depende más de la flexibilidad que de la rigidez...”, reflexiona la comisaria independiente Rosa Martínez, artífice de una de las propuestas artísticas más atractivas que se han podido ver esta temporada en Barcelona. Arrancaba el pasado noviembre en CaixaForum encerrada dentro de un inmenso interrogante, ¿El arte es necesario para vivir?, y después de ofrecer múltiples argumentos en las dos primeras entregas del ciclo, Qué pensar y Qué desear, culmina ahora el ciclo con Qué hacer (hasta el 8 de septiembre), en la que muestra cómo los artistas reaccionan ante la perplejidad, nos enseñan a vivir y nos aportan una mayor conciencia crítica (además de placer estético, claro).
Che fare?, la frase que Mario Merz escribió en la pared de una galería ro- mana en 1969 en alusión a qué papel debía jugar el artista en la sociedad o qué tipo de arte debía producir, sirve aquí de introducción a una pequeña pero exquisita selección de obras de la colección de arte de La Caixa, con algunos invitados especiales, como esos cuadros de Joan Miró que nos recuerdan que siempre hay posibilidad de sueño y nos proyecta hacia nuevos horizontes. “El punto de partida ha sido realizar una nueva lectura de la colección de La Caixa y eso es algo que me ha permitido reflexionar no ya desde el presente más rabioso, como
La muestra reúne obras de Juan Muñoz, Javier Téllez, Joan Miró, Àngels Ribé o Carlos Garaicoa
sucede por ejemplo cuando trabajas en un formato de bienal, sino a partir de obras sedimentadas y que son ya memoria. Es mirar la historia del presente a partir de obras que ya han entrado en la historia”, explica Martínez, para la que este proyecto significa su regreso al mundo del arte en Barcelona después de haber sido comisaria de algunos de los más importantes eventos internacionales, como la Bienal de Venecia de 2005 o la a 5a Bienal Internacional de Estambul.
Acaso para remarcar la idea de que ya no hay límites entre disciplinas, la comisaria conduce al visitante desde el icónico Che fare? de Mertz hacia el resto de las obras, a través de un serpenteante felpudo de Pedro Mora que, al igual de los nichos vacíos de cera perfumada de Valeska Soares cobijados en las paredes, conectan unas obras con otras, en un recorrido que esconde uno de sus momentos de mayor pegada tras unas cortinas de color rojo. “En Australia es obligatorio ser feliz”, dice Serena, una de las internas de un hospital psiquiátrico a las que el venezolano Javier Téllez pidió que explicaran sus vivencias sobre el trastorno que les había sido diagnosticado. Enfrentados a estos relatos, en otra pantalla, estas mismas mujeres dan su interpretación sobre la película muda de C.T. Dreyer sobre el juicio de Juana de Arco, estableciendo un paralelismo entre la intolerancia en la época de la Inquisición y la estigmatización de las enfermedades mentales. ¡Uf!
Rosa Martínez provoca un juego de resonancias entre la obra de Bruce Nauman y la de Àngels Ribé (“conmueve por su búsqueda de armonía y porque hace sentir”, dice de esta última), conecta ese navegar al filo de la navaja de Antoni con la navajita encerrada en la escultura de Juan Muñoz, echa mano de Gillian Wearing para una reflexión sobre la identidad y noquea de la mano del cubano Carlos Garaicoa y Las joyas de la corona, ocho reproducciones en miniatura de edificios o recintos símbolos de la represión política (de Guantánamo al Estadio de Chile) replicadas en plata.