Música disco de rostro humano
Si algún mérito posee el dúo francés Daft Punk es haber conseguido con el tiempo convertir sus discos de estudio (comenzando con el Homework de 1997) –piezas acogidas en su momento con mayor o menor simpatía– en obras musicales de obligada referencia. Una realidad que ahora se une con el especial momento dulce que algunos grupos franceses de pop y electropop viven al otro lado del Atlántico, lo que les convierte en inusitados favoritos de las preferencias mayoritarias.
Ahora regresa Daft Punk a la escena convertido en uno de los grandes responsables de que uno de los platos dominantes de la escena musical estadounidense sea la electro dance music, o lo que es lo mismo, la conversión de la músi-
Daft Punk ca de baile en una referencia lúdica masiva. Y en este panorama sonoro es donde aparece Random Access Memories –en una agobiante operación de marketing musical–, que si algo muestra de buenas a primeras es que va en sentido opuesto al que se intuía, ya que se trata más bien de un homenaje a la música disco de los setenta, al eurodisco, a los sonidos de baile de protagonismo humano. Hay momentos insoportables (Paul Williams en Touch) y de una dependencia sonora exagerada de la guitarrística de Nile Rodgers/Paul Jackson Jr., pero en la galería de ilustres invitados se descubren gloriosos momentos, como escuchar la voz de Julian Casablancas a través del vocoder ( Instant crush) o una exposición sonora de la justa fama de Giorgio Moroder.