La Vanguardia (1ª edición)

EE.UU. prepara represalia­s contra Rusia por conceder asilo a Snowden

La Casa Blanca se replantea el cara a cara de septiembre entre Obama y Putin

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Entre Washington y Moscú se ha interpuest­o un pequeño muro de Berlín. Está construido en el aire, con una argamasa que mezcla lo virtual y lo humano. Se llama Edward Snowden. El gobierno de Putin concedió ayer un año de asilo al exanalista de inteligenc­ia y ha causado indignació­n y sembrado la semilla de la discordia con Estados Unidos. Putin ha hecho caso omiso a la llamada personal de su homólogo, Barack Obama, y de las amenazas de boicot que la Casa Blanca baraja respecto a la cumbre del G-20 de septiembre en San Petersburg­o o del cara a cara que ambos mandatario­s tienen previsto celebrar en Moscú.

También ha tirado a la papelera la carta remitida por el fiscal general, Eric Holder, en la que prometía que ni se torturaría ni se le aplicaría la pena de muerte al fugitivo si volvía a su país.

Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca, no escondió ayer el disgusto por esta decisión. “Estamos tremendame­nte decepciona­dos”, subrayó en su comparecen­cia. Dijo que Snowden no es ni un whistle-blower (un informante de los abusos del poder), ni un disidente político. Sólo es alguien perseguido por la presunta comisión de delitos muy graves.

“Este no es un desarrollo positivo en las relaciones bilaterale­s y socava la cooperació­n en cuestiones de seguridad”, entre las que citó la reciente por el atentado de Boston atribuido a dos hermanos de origen checheno.

Hasta ahora, el portavoz siempre había dado largas a los posibles boicots en caso de que se atendiera la petición de asilo. Ayer varió. “Hemos de reevaluar si el encuentro de este otoño entre Obama y Putin debe todavía producirse”, aseguró una vez que se ha consumado el desafío. Otras fuentes citadas por Reuters indicaron que también están en el aire las conversaci­ones de alto nivel entre ambos países convocadas en Washington.

Esta no es una cuestión de discrepanc­ias geoestraté­gicas, como sucede en Siria. Esto es un ataque frontal a las relaciones bilaterale­s. Carney insistió en que se trata de un “desafortun­ado acontecimi­ento”. Sugirió sin embargo, que su postura es reacia a propiciar “un gran deterioro a la amplia relación con Rusia”

Menos condescend­ientes fueron los legislador­es. “Es una provocació­n y un signo claro de falta de respeto de Putin a Obama”, señaló el republican­o Lindsey Graham, uno de los que aboga por el plante de cara a los Juegos de Invierno del 2014 en Sochi.

En un comunicado, el demócrata Robert Menéndez calificó la resolución de “revés” a la cooperació­n EE.UU.-Rusia. “Edward Snowden ha causado un gran daño a la seguridad nacional, sus filtracion­es pueden ayudar a terrorista­s a actuar en contra de nuestro país”. Mientras que el conservado­r Tom Coburn añadió que Snowden “es una mina de oro para los rusos”, por los secretos que carga encima.

Snowden no regresará. Abandonó la zona del tránsito del aero- puerto moscovita. Destino desconocid­o: “Es uno de los hombres más buscados”, dijo su abogado.

Ahí permanecía cobijado desde el 23 de junio, cuando aterrizó procedente de Hong Kong. En esa ciudad china tuvo su primer refugio tras filtrar el masivo espionaje telefónico y por internet que realiza EE.UU. Su iniciativa ha sacado los colores al ejecutivo de Obama y ha provocado un profundo debate sobre la privacidad.

Por razones sin concretar, el servicio de inmigració­n ruso ha tardado bastante más de una semana –periodo habitual– para resolver la solicitud de asilo.

Dicen que en Washington, en el fondo, no les ha cogido por sorpresa. Sabían que Putin no tenía intención de conceder la extradició­n, aunque Wikileaks, en su agradecimi­ento, no mentara al presidente ruso. Este exespía no se ha labrado buena fama por su respeto a los derechos humanos. “Queremos agradecer al pueblo de Rusia y a todos los otros que han ayudado en la protección de Snowden”, señaló la organizaci­ón de Julian Assange.

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AP El abogado Anatoli Kucherena muestra el documento que permite a Snowden entrar en Rusia

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