La Vanguardia (1ª edición)

1913-2013 (1)

- Walter Laqueur W. LAQUEUR, consejero del Centro de Estudios Internacio­nales y Estratégic­os de Washington

El verano de 1913 fue el último verano en paz en la mayor parte de Europa durante años; algunos dirían que hasta 1919, otros mencionarí­an 1945 o incluso 1989. Fue el último verano en el que no hubo guerra ni amenaza de guerra en Europa. El centenario se celebra y se publican libros sobre 1913; muchos más están en camino. No fue un año totalmente pacífico. Hubo las dos guerras de los Balcanes en las que Bulgaria, que tomó la iniciativa, perdió al fin. Los historiado­res militares debaten si 1913 fue testigo del comienzo de la guerra aérea cuando los búlgaros lanzaron unas cuantas bombas sobre Adrianópol­is o si esto sucedió un año antes, cuando un teniente italiano lanzó cuatro granadas de mano desde un avión sobre los turcos en Libia. En ninguno de ambos casos hubo grandes daños. El mismo año hubo también terrorismo, de nuevo principalm­ente en los Balcanes; el rey de Grecia fue asesinado como también algunos ministros y dirigentes políticos. Pero, en general, fue un año tranquilo y, si bien diversos poetas y pintores abrigaban terribles presentimi­entos, tal percepción se limitaba básicament­e a artistas y escritores. Ni los estadistas ni el hombre de la calle compartían temores; como siempre, con notables excepcione­s.

No había habido ninguna guerra importante en Europa desde hacía más de cuarenta años. Sin embargo, se celebraron dos conferenci­as en La Haya para proscribir la guerra. Norman Angell, conocido comentaris­ta inglés, escribió un libro muy leído ( La gran ilusión) en el que argumentó de modo persuasivo que la guerra se había vuelto imposible en Europa debido al elevado grado de integració­n de las economías europeas. Debe admitirse que hubo voces disidentes. Ivan Bloch, financiero y hombre de negocios de Varsovia, (parte entonces del imperio ruso) publicó un libro en el que sostenía igualmente de modo persuasivo que la guerra había cambiado mucho debido al progreso tecnológic­o aunque no era, en absoluto, imposible. Bloch fue leído por los expertos, pero el mensaje de Norman Angell tuvo un público mucho más amplio porque la gente quería creer que él estaba en lo cierto. Los numerosos libros publicados alrededor de 1913 tratan principalm­ente de Europa; China, India, incluso Estados Unidos apenas figuran. Tal vez con razón, porque Europa en 1913 era el centro político, cultural y económico del mundo. Londres, París y Berlín eran las mayores ciudades del mundo.

Todos los descubrimi­entos importante­s se hacían en Europa, las universida­des fuera de Europa no contaban. El premio Nobel 1913 de literatura fue para el bengalí Rabindrana­th Tagore, pero fue una rara ex- cepción. Y, 1913 fue un año récord en lo que respecta al turismo; Berlín tuvo un millón de visitantes más que París. Los visitantes europeos comenzaron a presentars­e en número importante en Estados Unidos a pesar de que era más caro... Según las guías de viaje había que gastar cada día hasta diez dólares por la comida, el alojamient­o, el transporte. Una habitación en un hotel de primera clase de Nueva York era cara, entre dos y tres dólares.

¿Qué hacían las principale­s figuras de 1943 en 1913? Winston Churchill y Franklin Roosevelt ya habían avanzado notablemen­te en sus respectiva­s carreras políticas. Churchill era primer lord del almirantaz­go (ministro de Marina) y Roosevelt subsecreta­rio (ministro) de la Marina estadounid­ense. La Marina de EE.UU. era pequeña, la del Reino Unido mayor y en proceso de expansión, en competició­n con los alemanes, implicados en un programa naval a gran escala...

Los historiado­res han comprobado que Hitler y Stalin estaban en Viena en septiembre de 1913, paseaban (pero no juntos) en el pequeño bosque frente al palacio imperial de Schönbrunn. Pero Stalin no era todavía un líder, sino sólo uno de los muchos revolucion­arios profesiona­les de segundo orden. Mussolini era también un revolucion­ario profesiona­l que dirigía un semanario llamado Lotta di Classe. Hitler no estaba todavía en política, sino que pintaba escenas callejeras. Como no tuvo mucho éxito en Viena estaba a punto de trasladars­e a Munich. De Gaulle era un joven teniente del ejército en 1913 que servía en la ciudad provincial de Arras. Por extraña coincidenc­ia, el jefe de su regimiento se llamaba Philip Pétain, el futuro mariscal de Francia y colaborado­r con los alemanes.

En el plano cultural, 1913 fue más importante que en el político. Las primeras grandes exposicion­es de arte moderno tuvieron lugar en París y Nueva York, Colonia y Dusseldorf. La Mona Lisa de Leonardo, robada dos años antes, se devolvió al Louvre (se había sospechado de Picasso, pero esto era totalmente falso). La Consagraci­ón de la Primavera de Stravinsky se interpretó por primera vez en París: causó un alboroto. Prada abrió su primera tienda de venta de artículos de moda en Milán y Charlie Chaplin obtuvo su primer contrato para una película. James Joyce y Kafka estuvieron en Trieste el mismo mes de 1913, como los historiado­res determinan, bebiendo un capuchino, pero nunca se encontraro­n. 1913 fue el año antes del estallido de la guerra ¿Debería ser una advertenci­a? Apenas, porque las diferencia­s con el 2013 son abrumadora­s. Europa ya no es el centro del mundo. En 1913 toda Europa libraba una carrera armamentis­ta; en 2013, los presupuest­os militares se han reducido una y otra vez en tanto que los ejércitos y las armadas son cada vez más pequeños. Pueden acaecer toda clase de desgracias, pero una guerra no figura entre ellas.

Traducción: José María Puig de la Bellacasa

 ?? MESEGUER ??
MESEGUER

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain