La Vanguardia (1ª edición)

El minuto que costó una vida

Carolina Besada había perdido el tren anterior

- ANXO LUGILDE Santiago de Compostela

Los trenes no esperan y se largan”. Este fue un pensamient­o que Carolina Besada Garrido escribió hace dos años en su blog del instituto de As Lagoas de Ourense. El pasado 24 de julio esta joven de 18 años, a la que llamaban Lila, llegó a la estación de Ourense justo cuando se marchaba el tren Avant en el que iba a viajar a Santiago. “Lo perdió por un minuto”, relató su madre. Tuvo que tomar el Alvia procedente de Madrid, en el que murió en la catástrofe de Angrois.

Carolina Besada acababa de aprobar la selectivid­ad. Estaba dudando entre estudiar Filosofía o Psicología. Vivía ese verano tan especial del tránsito del instituto a la universida­d, de la adolescenc­ia al comienzo de la vida adulta. Y había empezado a trabajar como comercial, para intentar sacar algún dinero para sus gastos.

Aquella tarde del miércoles 24 de julio Carolina Besada iba a Santiago, a la noche de los fuegos artificial­es del Apóstol, el más masivo espectácul­o de las fiestas de la capital de Galicia, la ciudad natal de su padre, el médico Santiago Besada Gesto.

Su familia ya estaba en Com- postela. Ella salía de trabajar, con la idea de tomar el Avant de las 19.30. Se trata uno de los modernos servicios que desde diciembre del 2011 revolucion­aron la conexión entre Ourense y Santiago, pues, al aprovechar el trazado de la futura línea de alta velocidad entre Galicia y Madrid, cubren el viaje en sólo 38 minutos, frente a los 105 minutos de la línea convencion­al y los 88 que como poco tardan los autobuses.

“Ella tenía que coger el tren de las 19.30 y llegó a las 19.31. Y justo cuando iba a coger el billete, el tren arrancó”, contó la madre, Susana Garrido, en una entrevista publicada ayer en Faro de Vigo. Al no llegar a tiempo tuvo que tomar el Alvia de Madrid, que salía de Ourense a las 20.01.

“Acaba de descarrila­r el puto tren en el que venía mi hermana”, escribió en el Twitter a las 21.38 horas, 57 minutos después del siniestro, Marta Besada Garri- do, que es una de los tres hermanos de Carolina. “Iba en el vagón 6, si sabéis algo decidme, por favor”, pidió a las doce de la noche. Después, hubo una confusión y pensaron que estaba en el hospital con un brazo roto, una informació­n errónea que no se confirmó. A las tres de la tarde a los padres les comunicaro­n el fallecimie­nto de la hija.

“Es lo peor, lo más antinatura­l, que la madre sobreviva a la hija”, comentaba ayer una amiga de Susana Garrido, que es trabajador­a social. El pasado martes publicó una sentida y dura carta en Faro de Vigo, titulada “Va por ti, mi niña”. Homenajeab­a a su hija, a los que ayudaron a las víctimas y a quienes se solidariza­ron con ellas. En el otro polo ponía al maquinista del tren, José Francisco Garzón, “que, de confirmars­e, nos ha destrozado con su irresponsa­bilidad”, y a los políticos

“que vinieron a darnos un falso pésame porque su cargo o partido se lo exigía”. También se dirigía a “los que prefieren recortar vidas a tener que renunciar a su coche oficial”, para sentenciar que “vuestros actos os están pudriendo el corazón”.

“Era un texto muy duro pero que hay que entenderlo en su contexto”, opina el popular José Manuel Fernández, alcalde de Paderne de Allariz, el municipio próximo a Ourense donde la familia de Carolina Besada tiene una segunda residencia.

En su Twitter, Marta Besada, la hermana de 16 años de Carolina, contó que ella y su padre se negaron a saludar a los príncipes de Asturias en el funeral porque “a nosotros no nos representa­n”.

La visibilida­d de los Besada también desencaden­ó críticas, como contó la madre en Faro de Vi

go: “De forma anónima abrieron en una televisión una cuenta de Facebook para que la gente enviase mensajes. En medio de eso, hubo alguien que me dijo que si yo era tan clarividen­te para saber quién había sido sincero al darme el pésame, que por qué no le había dicho a mi hija que no co- giera el tren”. Explicó que las críticas fueron escasas en número pero cargadas de una enorme “crueldad gratuita”.

A Carolina Besada la incineraro­n hace siete días en Ourense. La suya es una de las 79 vidas rotas en Angrois. La familia rogó que no hubiese flores para Lila.

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Familiares de las víctimas mortales tras el funeral en la catedral de Santiago
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XOÁN REY / EFE

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