Brasil tranquiliza a Renfe de puertas afuera
Ha tenido que pasar una semana desde el terrible accidente de Santiago de Compostela para escuchar la primera declaración oficial de un miembro del Gobierno de Brasil sobre las opciones del consorcio español en el macroconcurso del AVE entre São Paulo y Río de Janeiro, el mayor que existe en la actualidad en el mundo con un presupuesto aproximado de 15.000 millones de euros. Las pronunció ayer su ministro de Transportes, César Borges: “El Gobierno no quiere impedir participar a nadie, pues busca la mayor par- ticipación posible. El tren, por desgracia, iba a alta velocidad, pero no era de alta velocidad”.
El argumento es el mismo que emplea el Ministerio de Fomento para tratar de salvar las opciones –muy buenas antes del accidente y mucho más dudosas en la actualidad– del consorcio español en el que están, junto con Renfe, Adif y la ingeniería pública Ineco, empresas como ACS, Talgo, Indra, Elecnor, Abengoa, Thales, Bombardier y Dimetronic.
Fuentes del consorcio temen que todo el trabajo reali- zado para lograr la adjudicación sea baldío. Desde el primer momento, el ministerio que dirige Ana Pastor ha repetido dos argumentos para proteger los legítimos intereses comerciales en el exterior. A saber, que la causa del accidente fue un fallo humano y que este se produjo en un tramo que no se puede considerar de alta velocidad. Ambas afirmaciones pretenden dejar claro que el AVE español es seguro y que su modelo es exportable a todo el mundo. Brasil dice que se lo cree, pero habrá que ver si es cierto.