La Vanguardia (1ª edición)

Dos mossos desmienten a Interior sobre Quintana

El escopetero al que Interior acusa de disparar asegura que dejó su arma en el furgón y que le amonestaro­n por ello

- SANTIAGO TARÍN Barcelona

Las explicacio­nes de la Conselleri­a d’Interior sobre el incidente en el que Ester Quintana perdió un ojo el día de la huelga del 14-N están teniendo una vida muy corta: dos mossos d’esquadra desmintier­on ante el juez la enésima versión oficial de su departamen­to. Se trata del cabo y el escopetero de la furgoneta que, según Interior, había participad­o en el episodio y que no lo habían comunicado. El cabo aseguró que no tuvieron ningún papel en el suceso. Y el escopetero, que nunca disparó, porque dejó su arma dentro del vehículo.

El pasado 14 de julio, el conseller de Interior, Ramon Espadaler, compareció en rueda de prensa para anunciar que habían descubiert­o que una dotación de los antidistur­bios, la 414, había mentido sobre los hechos del 14-N: que habían participad­o y efectuado un disparo de salva. Esto se había conocido porque el cabo del equipo se lo había dicho en esos días al subinspect­or que estaba al mando del operativo.

Pues bien, el cabo y el escopetero de esta dotación comparecie­ron ayer como testigos en el juzgado y desmintier­on esta última versión oficial. De hecho, desmintier­on bastantes cosas más. Por ejemplo, el desarrollo del suceso. El juez Francisco González Maillo pidió en su día a los Mossos que le detallaran dónde se habían detenido las furgonetas y cómo. El informe oficial de Interior al juzgado describe que tres vehículos que pararon a unos veinte metros del cruce de paseo de Gràcia con Gran Via, y siempre en línea. Abría la Drago 40 (cuyo subinspect­or estaba al mando de todos los agentes y que está imputado junto con el escopetero que sí hizo uso del arma) y cerraba la Drago 414.

Pues bien, los agentes que declararon ayer explicaron que su función era cubrir a los otros dos vehículos, pero que las instruccio­nes del subinspec- tor eran que, cuando se llegaba a una zona ancha, debían situarse al lado de la Drago 40, pues dos furgonetas de frente disuaden más que una. Y que así lo hicieron a la vista de su superior y no actuando por su cuenta y riesgo. Y que, además, pararon casi en la intersecci­ón, no más atrás, aspecto relevante porque pone a Quintana a tiro de los Mossos.

En cuanto a sus actos, también fueron taxativos: el cabo bajó por la derecha del furgón y el escopetero por la izquierda. Ninguno sobrepasó el frontal de su vehículo, y cuando pusieron pie a tierra, vieron que sus compañeros de la Drago 40 ya subían a su coche, de forma que volvieron sobre sus pasos y se marcharon. Todo ello en segundos. Pero lo que es más trascenden­te, ambos negaron que hicieran disparo alguno allí. Es más, el escopetero aseguró que dejó su arma en la furgoneta porque tenía una lesión en la espalda y la cargaba sólo cuando era necesario, lo que, además, le valió la reprimenda del subinspect­or en dos ocasiones: una allí y otra en una reunión posterior. La razón, según su testimonio, es que el mando dijo que el arma estaba para usarla y que si no podía empuñarla debía hacerlo otro agente.

Interior sigue manteniend­o que ese día no se usaron pelotas de goma y sólo se dispararon salvas. Los miembros de la Drago 414 aseguran que dispararon dos salvas al inicio de los incidentes, pero no en la zona donde resultó herida Quintana. Los médicos aseguran que las heridas de Quintana son compatible­s con el primer proyectil, tanto por la forma del impacto como por los daños. La letrada de la víctima anunció ayer un nuevo vídeo que refuerza su versión de lo ocurrido. Los Mossos ya han dado varias.

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DAVID AIROB Ester Quintana, el día que acudió a declarar a la Ciutat de la Justícia

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