El BCE mantiene los tipos en un 0,5% aunque ve riesgos de menor crecimiento
Draghi lanza mensajes contradictorios y sugiere que lo peor ya ha pasado
Como en los mejores tiempos de Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal estadounidense entre 1987 y 2006, los periodistas que asistieron ayer a la rueda de prensa de Mario Draghi, escucharon un discurso y extrajeron conclusiones contrapuestas. Por un lado, el consejo de gobierno del Banco Central Europeo mantiene su política con tipos en mínimos históricos (0,5%) y reitera que así será por un “extenso periodo de tiempo” e, incluso, “tanto como sea necesario”, porque los riesgos para la zona euro siguen siendo a la baja.
El sesgo de la política monetaria es bajista. Por otro, Draghi interpreta recientes sondeos de confianza como una prueba de la “expectativa acerca de una estabilización de la actividad económica”, como si lo peor de la recesión más larga en la historia de la unión monetaria europea estuviera ya detrás nuestro y una recuperación gradual estuviese a punto de ponerse en marcha en esta segunda mitad de año.
Un año después de desplegar el poder de persuasión de su palabra, “el BCE hará lo que sea necesario” para salvar al euro, ayer Draghi se enredó de tal forma en los vericuetos de la diplomacia monetaria que no quiso encontrar respuesta –en tres ocasiones– a la sencilla pregunta de si el augusto consejo integrado por 23 varones debatió ayer acerca de un recorte de un cuarto de punto, hasta un 0,25%, de su tipo de intervención oficial. Ayer, para este italiano muy bien dotado para despistar en inglés –fue socio de Goldman Sachs para Europa– lo más importante fue el acuerdo “unánime” en prolongar la innovadora decisión adoptada hace un mes de saltarse a la torera uno de los principios fundamentales de la política monetaria: preservar su independencia y su margen de maniobra y no comprometerse nunca. “We never pre-commit ourselves”, recitaron innumerables veces Wim Duisenberg, Jean-Claude Trichet y el propio Draghi. Hace un mes, como ayer, el BCE, en su tránsito hacia una política monetaria más transparente, confirmó el sesgo bajista de su política monetaria al garantizar que los tipos de interés seguirán a su actual bajo nivel, o menor, durante un periodo extenso de tiempo” (mientras no cambien las moderadas expectativas de inflación).
El BCE, todavía en construcción, sigue así la senda emprendida hace dos años largos por la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra, que en sus reuniones de anteayer y ayer apostaron también por la actitud de esperar y ver, sugiriendo que no retirarán sus compras mensuales de deuda hasta que la recuperación de sus respectivas economías descanse sobre cimientos sólidos. La histo- ria se repite. En las últimas seis semanas, desde que se levantó la liebre acerca de inicio de la retirada de estímulos monetarios de la Reserva Federal en septiembre, los tipos de interés de las deudas a más de diez años subieron casi un punto en Estados Unidos, en un escenario de pánico ante la inminente retirada de liquidez. Los expertos y operadores con mejor memoria recuerdan el crac de los bonos estadounidenses cuando Greenspan subió los tipos a corto desde un 3% a un 5,5% en doce meses.
De este lado del Atlántico, la memoria está más fresca. Fue un error de manual que el BCE subiera tipos de un 1% a un 1,5% en el 2011 como si la recuperación estuviese ya asentada y fuese autosuficiente. Ayer, al margen de los sondeos de opinión que denotan una mejora del clima económico, los responsables de la política monetaria europea tenían una realidad tangible sobre la mesa: una tasa de paro récord de un 12,1%, más de diecinueve millones de parados, y una tasa de inflación muy moderada de un 1,6%. Respecto al ámbito de competencias del BCE, en junio el crédito al sector privado no financiero retrocedió un 2,3%, dos décimas más que en mayo. El crecimiento de la M3, el agregado de la masa monetaria, se frenó desde un 2,9% a un 2,3% en junio. ¿Razones? No hay demanda y la que existe tiene perfiles de riesgo
El presidente confunde al negarse a responder si se habló de un recorte de tipos en la reunión
peligrosos, persiste la incertidumbre macroeconómica y sobre todo el lento desendeudamiento de hogares, bancos y empresas.
Y siendo así y manteniendo “un sesgo bajista”, cómo no han discutido bajar los tipos, le preguntaron. Su respuesta se ciñó a las dos anteriores: los tipos seguirán bajos o más bajos durante un “extenso periodo de tiempo” y que la decisión fue “unánime”. El BCE sigue siendo más generoso con la banca y mantendrá su barra libre de liquidez hasta mediados del 2014, fecha que, en ningún caso, debe considerarse que marca el plazo del “extenso periodo de tiempo” de tipos muy bajos.