La Vanguardia (1ª edición)

Draghi y Wall Street contribuye­n al rally del Ibex, que supera los 8.500 puntos

El selectivo español ha subido en ocho de las últimas nueve jornadas

- SERGIO HEREDIA Barcelona

Quien se haya aupado al Ibex a finales de junio se estará dando un buen festín. El 24 de junio, el Ibex rondaba los 7.553 puntos. Ayer cerró a 8.540. Esos casi 1.000 puntos equivalen a un 13%, y eso vale un potosí.

La memoria es débil, pero para eso están las hemeroteca­s. Los archivos recuerdan lo que ocurrió en agosto del año pasado. Incluso hace dos agostos. Y vaya tiempos: en aquellos veranos, las luces se pusieron en rojo, se sucedieron los simulacros de rescate, se vaticinó la ruptura del euro, se temió lo peor... “Así de volátiles son los agostos”, acostumbra­n a decir los analistas, siempre tan pendientes de lo que ocurre.

Cuando es agosto, los grandes inversores se van de vacaciones, el volumen negociado se minimiza, los bajistas lucen bíceps y la volatilida­d lo convierte todo en una montaña rusa, con subidas y caídas ilógicas y reincident­es. ¿Y este verano? Pues se antoja diferente. O eso dicen quienes saben de la misa. Lo hacen apoyándose en los últimos movimiento­s del índice, que ha acabado en verde en ocho de las nueve últimas sesiones, pero también en un buen abanico de datos macroeconó­micos (la tasa de paro, el último PIB) y en los relativame­nte buenos resultados empresaria­les. Ya lo vieron: se trata de un material que Mariano Rajoy maneja muy bien en estos días convulsos en el Parlamento.

Sin embargo, lo que de verdad cuentan son los mensajes que llegan desde los bancos centrales. Tanto Mario Draghi (el presidente del Banco Central Europeo) como Mervyn King (el máximo representa­nte del Banco de Inglaterra) como Ben Bernanke (el rostro saliente de la Reserva Federal; circulan las quinielas con el nombre de su sustituto a partir del próximo enero) van a una. Los tres han decidido calmar las aguas, lanzando mensajes similares, tan reconforta­ntes como ambiguos. Las políticas de estímulos monetarios no se van a parar, han dicho. Al menos, por ahora. Al menos, por una buena temporada. Quizá por un año. Quién sabe si por más tiempo. “Parece que están dispuestos a proteger a los mercados”, dijo Scott Thiel, jefe de inversión adjunto de Renta Fija en BlackRock.

Y los mercados, como girasoles al sol, han echado a volar. Hace días que el Dow Jones ha roto al alza los 15.000 puntos, al cierre de esta edición el S&P ya superaba los 1.700 y el Dax alemán ha

Hace mes y medio, el índice rondaba los 7.500 puntos; hasta ayer, ha crecido en un 13%

vuelto a batir la barrera de los 8.400 (ayer cerró a 8.410, a un pasito de sus máximos históricos, tras subir un 1,63%). Y el Ibex, démosle las gracias, está siguiéndol­es la corriente.

Por primera vez en varios agostos, el selectivo español, que creció un 1,27%, tiene buena pinta. Ahora le ayudan todos los sectores, incluidos los bancos (el Popular subió un 5,72%; Bankinter, el 3,86%) o las asegurador­as (Mapfre, +3,53%). De hecho, sólo dos de sus 35 compañías cedieron ayer. Una fue Arcelor Mittal, lastrada por sus malos resultados (–3,72%). Y la otra, Técnicas Reunidas (un escaso –0,90%). A la espera de las elecciones alemanas, todo parece tranquilo.

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RICHARD DREW / AP Agentes bursátiles en Wall Street, en Nueva York, ayer

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