La líder tailandesa convoca a las urnas para evitar un golpe
La oposición prefiere que el rey nombre otro primer ministro y no celebrar elecciones
Pekín. Corresponsal Democracia contra tradición golpista. La primera ministra de Tailandia disolvió ayer el Parlamento y convocó elecciones anticipadas para dentro de 60 días. Pretende así poner fin a las protestas antigubernamentales que hace más de un mes ocupan el centro de Bangkok. El anuncio incomoda a la oposición conservadora, que rechaza acudir a las urnas y prefiere que el rey Bhumibol designe directamente un jefe de Gobierno afín.
La premier Yingluck Shinawatra, quemó ayer su último cartucho. Ha convocado a las urnas los tailandeses para intentar devolver la calma a las calles
Tailandia se juega afianzar la democracia o ceder a los privilegios de una élite urbana
y evitar un golpe militar después de que el domingo la oposición conservadora del Partido Demócrata renunciara a sus escaños. Argumentaron que no aceptaban a Yingluck como jefa de Gobierno.
El anuncio de la convocatoria electoral de la premier no satisface, sin embargo las expectativas de la oposición. Les incomoda. Llevan más de dos décadas encadenando derrota tras derrota en las urnas, debido a que su granero de votos se limita a Bangkok y sus alrededores y al convulso sur del país.
El panorama explica que la derecha apueste por las movilizaciones y el clima de crispación. Ahora han lanzado a sus simpatizantes a la calle en la “batalla final contra la corrupción del régimen Thaksin”. Un argumento para justificar el rechazo a Yingluck, a quien acusan de estar manipulada por hermano y expremier, Thaksin , exiliado para evitar una condena por corrupción.
Yingluck advirtió ayer que no aceptar las elecciones agravaría la crisis y podría facilitar una intervención militar. Aludía así, al caos que siguió a las elecciones del 2006, en las que el Partido Demócrata rechazó presentar candidato, no reconoció el resultado y alimentó la crispación hasta que hubo un golpe de Estado. Ahora, todos los síntomas apuntan en la misma dirección.Y es que en este país poco dado al diálogo político no entra en los planes de la derecha acudir a las urnas bajo el esquema de un hombre, un voto. Tienen otros planes.
Tailandia se enfrenta al dilema de avanzar en el juego democrático o mantener los privilegios de una élite urbana que rechaza a los partidarios de Thaksin y Yingluck. Un colectivo que agrupa a la clase media de Bangkok, los burócratas –que se asignan la representatividad del interés general, consideran corruptos a los políticos y a la democracia una fuente de corrupción– y unos monárquicos que temen que tras Bhumibol llegue una república.